Veracruz | 2023-11-21
Hubo un tiempo donde a cada momento aparecían reportes de taxistas manifestándose porque no querían que el servicio de trasporte por medio de aplicación Uber, entrara a trabajar a la ciudad de Veracruz, dividiendo opiniones, hoy los ruleteros prácticamente quieren funcionar igual que ellos, pero con sus viejas costumbres, por lo que el debate de abre de nuevo.
Las leyes de Veracruz, y la presión de los sindicatos de taxis no permiten que los choferes de Uber trabajen con libertad, pero estos operan de manera clandestina según ciertos sectores, ¿cuál es mejor?
La respuesta depende de la opinión de cada quien, pero hay hechos a considerar. Por un lado, los taxistas, aunque ahora se manejan por aplicación en muchos casos, siguen con posturas como, modificar los costos de manera sorpresiva dependiendo de si creen que el cliente es turista o local.
Negarse a dirigirse a determinadas zonas de Veracruz, sea porque no quieren ir lejos, meterse en calles en mal estado, o solo porque no van a esa zona ya que con aplicación encontraron un pedido que les conviene más.
Sumado a eso, es común estar en zonas donde ellos no circulan, y el hecho de que las unidades no están en buen estado, y no todos los conductores son francos al momento de brindar el servicio a la ciudadanía.
Por otro lado, el Uber es privado, por lo que no se encuentra regulado o vigilado por las normas de tránsito, que los capacite para brindar un servicio de trasporte seguro, eso dicho en papel ya que la aplicación da una serie de pautas que abonarían a la seguridad como el seguimiento y registro del conductor.
No tienen restricciones de destino, los precios no se rigen por la demanda de sindicatos, además de que se puede solventar el viaje por medio de la aplicación, y al ser automóviles particulares suelen estar en mejores condiciones, de ahí que, aunque no sea completamente abierto, tienen buena demanda de parte de usuarios.
Las cosas no han cambiado mucho, los taxistas, pese a las malas condiciones y malos tratos no quieren al Uber, pero la gente si, por lo que podrían soplar vientos de cambio como en otras ciudades en torno al transporte público.