Veracruz | 2024-01-30
Montserrat Ortega Ruiz, alumna de posgrado del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Veracruzana realizó un trabajo de investigación sobre la maternidad subrogada señaló que de acuerdo al Consejo Nacional de Población anualmente se practican alrededor de 80 mil procedimientos sin un marco normativo que los regule.
Explicó que los datos que obtuvo indican que el 17% de las mujeres en edad reproductiva padece infertilidad, en tanto 1.4 millones de mexicanos y mexicanas requieren de técnicas de reproducción asistida, recurriendo en muchos casos a la maternidad subrogada.
Es conocida también como gestación por sustitución o vientre de alquiler, se ha convertido en una práctica socorrida por muchas parejas que por alguna causa se ven imposibilitadas para procrear un hijo y ven en ella una última oportunidad para realizar su anhelo, contribuyendo así al crecimiento de una industria que para algunas clínicas resulta lucrativa.
Puntualizó que México carece de una regulación que norme esta práctica, convirtiendo al país en un paraíso para muchas parejas, principalmente del extranjero, que acceden a pagar los diferentes costos económicos que les representa ser padres.
Señaló que su comienzo como práctica comercial fue en la década de los setenta, el alquiler de vientres ha sido motivo de fuertes controversias de tipo ético, legal y social, generando distintas opiniones en torno al tema.
Indicó que esto da pauta para que se desconozca cuántos de estos procedimientos corresponden a maternidad subrogada, puesto que no existen registros oficiales, la universitaria precisó que las técnicas de reproducción humana asistida no se limitan a la infertilidad, obedecen también a nuevas formas de estructura social, conceptos de familia, respeto de los derechos humanos, al libre desarrollo de la personalidad, derecho de procreación, a formar una familia y a la no discriminación.
Se ha observado que parejas homosexuales conformadas por hombres cisgénero son las que más recurren a la maternidad subrogada, mientras que alrededor del 11% de la comunidad LGBTTTIQ+ optaría por este método para convertirse en padres.
Ortega Ruiz indicó que la maternidad subrogada implica ruptura biológica materna en la filiación, bajo el paradigma mater semper certa est (expresión latina que puede traducirse como: “La madre es siempre conocida”), toda vez que el nacimiento del hijo no dará lugar a parentesco por consanguinidad.
Encontró también que la legislación actual viola el derecho a la identidad, que no se garantiza al suscribirse el contrato para el alquiler de vientre; al crecer, el o la bebé querrá saber quiénes son sus padres, pero está estipulado el anonimato que obligará al interesado a judicializar para conocer su identidad. “Entonces el reto es: prohibimos o regulamos”, sentenció.