Veracruz | 2022-08-06
Junto a las estatuas de Benito Juárez y los libertadores, yace otro personaje al interior del Recinto de la Reforma, declarado de esta manera en el año 1968.
Lo poco que se conoce, sigue despertando curiosidad entre investigadores e historiadores.
Durante las obras de remodelación de dicho recinto (también en 1968), antes conocido como el Convento Franciscano y, posterior a ello, la Biblioteca del Pueblo, resurge la inquietud al descubrir la tumba de Ángela Cortés de Arellano, bisnieta del Conquistador Hernán Cortés.
Incluso 40 años después de estas labores, y debido a las fracturas provocadas por algún asentamiento de la tierra, se retomó el interés por conocer la historia de este personaje a mayor profundidad, buscando el respaldo de instancias municipales, estatales, asociaciones civiles e instituciones tales como el INAH.
Uno de los testigos es Miguel Salvador Rodríguez Azueta, historiador veracruzano que de manera incansable ha seguido “las huellas” de Ángela Cortés, indagando acerca de su origen y quien, además, subraya la importancia de seguir dedicando tiempo a este trabajo.
“En primer lugar, saber más acerca de Ángela Cortés, generaría una amplia investigación de lo que quede de los restos, si es que los hay, porque existe la posibilidad que sólo sea una tumba vacía que cambió de lugar, eso es importante conocerlo.
“Y, en segundo lugar, si se llegase a conocer más información sobre este personaje, desencadenaría otras acciones en beneficio de la cultura y el turismo en nuestra ciudad, generando un mayor atractivo para los visitantes al Centro Histórico, el primer cuadro de nuestra ciudad que, indudablemente, posee los recintos más importantes de América Latina”, señaló Rodríguez Azueta.
En este sentido, el historiador reconoce que “buceando” entre libros, páginas web y bibliotecas virtuales, ha obtenido información escasa, sin mayores detalles más que la ubicación de la tumba.
Incluso menciona que varios escritores, haciendo uso de la imaginación, han inventado leyendas en “provecho propio”. Sin embargo, aclara que la realidad es que el antiguo Convento Franciscano alberga gran parte de la historia de esta heroica ciudad.
No obstante, sus investigaciones le han permitido desarrollar el árbol genealógico que explica el origen de Ángela Cortés, iniciando por la concepción de Martín Cortés Tenepal, cuyos padres fueron Don Hernán Cortés Monroy Pizarro Altamirano y Doña Marina Tenepal.
Posteriormente, Don Martín Cortés Tenepal contrajo matrimonio con Bernardina de Porres y procrearon a Ana María Cortés, quien se casó con Juan Bautista de Hermosillo y Ugunchoni, procreando a Juan, Jerónimo y Ana María Cortés de Hermosillo.
“Siguiendo con este ‘hilo conductor’, encontré que Jerónimo se casó con Magdalena del Castillo, y de esta unión nació Ángela Cortés de Arellano, quien el 11 de mayo de 1631 se casó con Lorenzo de Córdoba y Zúñiga, caballero de la orden de Santiago.
“Después de ello, la familia Fernández de Córdoba Cortés fincaron su residencia en la Nueva Veracruz y el 18 de junio de 1663, fallecía doña Ángela, siendo enterrada en el convento de los frailes Franciscanos, hoy recinto de la Reforma”, agregó el historiador.
La historia sigue su curso al igual que las investigaciones para conocer la historia de Ángela Cortés de Arellano, quien actualmente descansa en el ala izquierda del Recinto de la Reforma, cuya lápida reza: “AQVI YAZE LA MVY NOBLE SEÑORA DOÑA ANGELA CORTÉS Y ARELLANO VIZNIETA DEL GRAN CAPITAN Y FAMOSO CONQVISTADOR DE ESTE REYNO DON FERNAND CORTÉS FVE SV FALLECIMIENTO A DIEZ Y OCHO DE IVNIO DE 1663”.
/pn