Veracruz | 2019-07-16 | César Luna Herrera
La Virgen del Carmen o Nuestra Señora del Carmen es la denominación común que suele recibir Santa María del Monte Carmelo (Carmelo significa “Huerto de frutas”), la señora del Carmen es una de las diversas advocaciones de la Virgen María.
Esta interesante historia de la Virgen del Carmen nace con el profeta Elías, en el Antiguo Testamento. Y se festeja el 16 de julio. Es la patrona de España, Puerto Rico y Costa Rica; además de ser patrona del mar y de los marineros de la armada española. También es muy venerada en toda Latinoamérica.
El esposo de mi hermana es de Ciudad del Carmen, ciudad que se encuentra sobre la isla del Carmen y que pertenece al estado de Campeche. Los oriundos del lugar son muy localistas y con su singular acento al hablar protestan tremendamente cada vez que por equivocación se les llama campechanos, ellos dicen “somos carmelitas”. La primera vez que estuve en el lugar, fuimos a visitar la iglesia, me llamó la atención que del techo del templo colgaban muchos barquitos, al preguntar qué significaba eso, me dijeron, son la ofrenda de los marinos que han sido salvados de naufragio por la Virgen del Carmen, ellos hacen una réplica exacta a escala de la nave y en una ceremonia especial la vienen a depositar en forma de agradecimiento. Durante un muy buen rato estuve observando las naves hechas a escala, cualquiera de ellas podría adornar la sala de una casa.
La gran biblioteca que es Internet dice que durante la celebración de Pentecostés, algunos investigadores que buscaban datos sobre los profetas Elías y Eliseo en el Monte Carmelo (en 1156), se les apareció una imagen de la virgen sobre una nube. A partir de entonces, ellos se convirtieron al catolicismo y fundaron una congregación en ese lugar.
La orden de los Carmelitas llegó a México por apoyo del marqués de Villa Manrique, llegaron acompañados por el mismo marqués, los monjes habían sido enviados por el padre Jerónimo Gracián, llegaron a San Juan de Ulúa el 7 de septiembre de 1585, en una nave llamada “Nuestra Señora de la Esperanza”. Imagino a estos pobres frailes descalzos en las candentes arenas de las playas de Veracruz, soportando el calor y los mosquitos. Ellos no se quedaron en Veracruz mucho tiempo, continuaron su marcha y arribaron a la Ciudad de México el 18 de octubre. Donde primero fueron alojados por los franciscanos y muy pronto tuvieron su propio convento en lo que ahora es la Plaza del Carmen en la ciudad capital. Me gusta reflexionar mucho sobre lo sustentable que son este tipo de congregaciones; ya que, dentro de sus muros tienen huertos, granjas, ganado para producción de lácteos, telares y fabricación de sandalias. Ellos aportan servicios e insumos a la comunidad.
Con gran sorpresa, encontré que hay una orden Carmelita descalza de mujeres en México. Este primer monasterio femenino se estableció en la ciudad de Puebla el 26 de diciembre de 1604; o sea, 19 años después de haber llegado el contingente de varones. Las fundadoras fueron cuatro españolas, Ana Núñez, Beatriz Núñez, Elvira Suárez y Juana Fajardo Galindo. Por esos años, en la rama de la literatura, Bernardo de Balbuena publica en ciudad de México su poema épico “Grandeza Mexicana” (con el que pretende alabar el nivel que ocupa México como metrópoli del mundo gracias a la injerencia del poderío español, tratando de ocultar la grandeza que los conquistadores habían encontrado y que trataron de destruir), Balbuena ya había escrito el poema en 1593, pero lo publicó hasta 1604.En la rama científica, ese mismo año, Galilelo Galilei descubre la ley del movimiento uniformemente acelerado, dato que apoyó grandemente al desarrollo de la física moderna.
Veracruz también tiene su Virgen del Carmen. Se dice que los misioneros de la orden de los Carmelitas de Puebla, en su camino a Coatzacoalcos, pararon en Catemaco, Veracruz en 1714 debido a las fuertes lluvias. En su equipaje llevaban una copia de una estatua de “La señora del Monte Carmelo de Valencia, España. La estatua cautivó a los población local y solicitaron que la dejaran ahí, dando inicio a un fervor religioso tremendo”. En lo personal, me gusta más la historia de la aparición de la virgen a un pescador en una de las cuevas de la laguna de Catemaco, que coincidió con la erupción del volcán de San Martín de Tuxtla. La virgen controló la erupción tapando con una roca la explosión, al grado de dejar plasmadas las plantas de sus pies en dicha piedra, transformándose después en estatua dentro de la misma gruta.
Solo me queda felicitar a todas las Carmelas que conozco. No las nombro para evitar olvidos involuntarios.
GRACIAS