'Relación epistolar'

Veracruz | 2019-04-02 | César Luna Herrera

'Relación epistolar'

A pesar de que las tecnologías digitales han revolucionado nuestra forma de relacionarnos y comunicarnos, los libros epistolares siguen gozando de buena salud.

Porque resultan fáciles de leer, podemos interrumpir la lectura al finalizar cada carta para retomarla más tarde sin perder el hilo; y además, despiertan nuestra curiosidad porque nos permiten bucear en las intimidades de uno o varios personajes, así como en sus relaciones. 

Es posible que las cartas escritas a mano hayan quedado relegadas como objetos de culto y colección para unos pocos nostálgicos, pero los libros formados por cartas, reales o ficticias, siguen resultando muy interesantes para los lectores. Toda esta introducción es para comentar un excelente libro que acabamos de leer en el taller de lectura del que soy facilitador. El libro se titula “La última luna. El amor secreto de Amado Nervo”. 

El libro habla, ¿será posible que los libros nos hablen? Estoy seguro que sí, porque durante el desarrollo de la lectura, el libro con sus palabras nos mueve muchas emociones. Entre los integrantes de mi grupo taller, he visto personas enojarse, llorar y sobre todo suspirar mientras leemos una obra. 

Regresando al tema principal de este artículo. “La última luna”, la obra trata sobre los terminales días del poeta Amado Nervo. El señor Nervo solamente vivió 49 años, pienso que se fue de esta vida muy joven pudo haber escrito más cosas. El señor Nervo era nayarita. Murió durante una misión diplomática rumbo a Argentina. Durante el largo trayecto de esta misión diplomática, Amado Nervo se escribió cartas con su hijastra Margarita, hija de su amada Ana Cecilia. Este diálogo epistolar ha despertado la curiosidad de los lectores del señor Nervo. 

El libro tiene el mérito de haber sido una obra sobre pedido del gobierno de Tepic. Don Leopoldo Domínguez González presidente municipal de Tepic, Nayarit (2016), hizo la petición de la creación de la obra y así apoyar las actividades del Festival de Letras de Tepic. Para la creación de la obra, se invitó a los escritores Guadalupe Loaeza y Pável Granados. 

Me gustaría mucho platicar con los autores de la obra y que ellos me dijeran cómo se organizaron, distribuyeron tareas, hicieron la investigación y platicaron entre sí para desarrollar esta obra, que estoy seguro no fue fácil. 

Muchas veces comparo la creación de una buena novela con la escritura de una tesis doctoral porque llevan lo mismo; es decir, marco teórico, análisis crítico, conclusiones y hay que agregar lo más difícil que es tejer la red romántica que atraiga a los lectores. 

Amado Nervo era su seudónimo porque su verdadero nombre fue Juan Crisóstomo Ruiz de Nervo Ordaz.Él fue un poeta y prosista mexicano, perteneciente al movimiento modernista. Además fue miembro correspondiente de la Academia Mexicana de la Lengua, desafortunadamente no pudo ser miembro de número por residir en el extranjero.

Entre los participantes de mi taller hay personas muy mayores, y de ellas obtengo información excelente. Ya comenté una vez, que una de las señoras me platicó que su abuelito le contó sobre la despedida a don Porfirio Díaz en el muelle de Veracruz porque el señor estuvo presente. En esta ocasión me hubiera encantado que alguien me contara sobre la llegada a Veracruz del cadáver de Amado Nervo. Pues muy pronto se cumplirán cien años de su llegada. 

La nave llamada “Uruguay”, donde vinieron los restos del poeta, llegó a Veracruz, en noviembre de 1919, escoltado por barcos venezolanos, brasileños, argentinos y cubanos. La cañonera Zaragoza, mexicana, se unió al cortejo marítimo.Las fuentes de apoyo aseguran que fueron cientos de personas las que se congregaron  para rendir honores al autor de “La amada inmóvil”. 

En la novela “La última luna”, aseguran que todas las personas que asistieron a los funerales, en los diferentes países por los que pasaron los restos, era gente que lo admiraba por sus poemas, que leían sus libros y estaban al tanto de cada trabajo nuevo que el señor Nervo lanzaba. En el café del Portal, hay unas fotografías de ese momento en el puerto de Veracruz.

Amable lector, si tiene usted oportunidad de leer este libro hágalo, no se va a arrepentir.

GRACIAS