Barcelona | 2020-12-06 | Agencias
Cuando Regina Martínez, reportera del semanario mexicano Proceso, yació muerta en 2012 en el baño de su casa en Xalapa, el entorno de esta periodista de investigación de 48 años reveló que indagaba una delicada historia de corrupción. Una presunta mina informativa cuya metralla apuntaba, entre otros, al exgobernador de Veracruz Fidel Herrera, del Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Tres años después del asesinato, Herrera se esfumó del tablero político. Pese a carecer de bagaje diplomático, Enrique Peña Nieto nombró al mandatario cónsul de México en Barcelona, una de las plazas con más peso. Y ya fuera de foco, Herrera enfiló en la ciudad condal una de sus etapas vitales más herméticas y desconocidas. Una odisea que se desarrolló entre 2015 y 2017.
Desde su aterrizaje en España, Herrera fue monitorizado por la DEA y los Mossos d’Esquadra, la policía autonómica de Cataluña. El motivo: su presunta conexión con el narco.
Desde el principio, Herrera se mantuvo aparte de otros diplomáticos que representan los intereses comerciales de su país y proporcionan rutinarias asistencias de viaje en la capital catalana.
Este artículo ha sido realizado en el marco de ‘El Proyecto Cártel’, una investigación Coordinada por Forbidden Stories, un grupo sin ánimo de lucro dedicado a continuar con el trabajo de periodistas asesinados. En ella participan 60 periodistas de 25 medios de 18 países y abarca varios aspectos de la violencia de los cárteles mexicanos, incluyendo el asesinato de periodistas en el estado de Veracruz.
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Herrera raramente aparecía en eventos diplomáticos, donde los rumores se hacían eco de su poco ortodoxo nombramiento. La entonces embajadora mexicana en España, Roberta Lajous, dio órdenes en una ocasión de que no se le fotografiara con él, y el Ayuntamiento de Barcelona pidió explicaciones al ministerio español de Exteriores de por qué se habían aceptado sus credenciales.
En sus desplazamientos en la ciudad, este político mexicano de largo recorrido viajaba siempre en una cápsula de alta seguridad, algo muy inusual para un cónsul en un puesto tan placentero.
Herrera se movía “como un sheriff” en Barcelona, explica un agente de una policía española. “Siempre se movía en una cápsula. Con una furgoneta detrás, otra delante y con él en el centro. Si iba a un restaurante, se inspeccionaba antes”.
Sus guardaespaldas fueron pronto conocidos en la ciudad como los ‘hombres de negro’ por los trajes oscuros que siempre vestían.
El policía conoce ese detalle porque él y otros estuvieron observando a Herrera desde el momento en que llegó en octubre de 2015. Y lo que vieron fue un feroz torbellino de energía.
Herrera aparecía en exposiciones y subastas de arte, se reunía con empresarios y promocionaba sin descanso iniciativas comerciales. Medios de comunicación mexicanos informaron que puso la creación de un vuelo directo entre Barcelona y Cancún como una prioridad máxima. Pero también hizo visitas poco habituales a la cercana Andorra, un país que quedaba fuera de su jurisdicción consular.
“Era una máquina de hacer contactos”, explica otro responsable policial español que monitorizó a Herrera desde las sombras.
No se requiere un avezado trabajo detectivesco o modernas técnicas para identificar a Herrera como algo más que un burócrata representante de su gobierno. Una rápida búsqueda en Google revela los rumores sobre el siniestro exgobernador del estado mexicano de Veracruz.
Herrera nunca ha sido imputado por crimen alguno, pero ha sido abiertamente acusado de ser un líder de Los Zetas, uno de los cárteles mexicanos de la droga más violentos. Algunos incluso hablan de él como del líder máximo de esa cruel organización, el Zeta 1.
Altos responsables de agencias de seguridad de Estados Unidos confirman que han investigado los vínculos de Herrera con el cártel de Los Zetas así como presuntas actividades de blanqueo de dinero en Veracruz, Barcelona y los Estados Unidos.
“Herrera tomaría dinero de todo el mundo. Siempre estaba en sobornos”, afirma un mando de la Drug Enforcement Administration (DEA) que se refiere a intereses “en petróleo, carreras de caballos, minería y maquinaria pesada”.
La DEA no comenta si Herrera está actualmente bajo investigación, pero las autoridades españolas confirman que observaron sus movimientos y sus contactos durante su estancia en Barcelona. Fue una recopilación de indicios de inteligencia, no una investigación formal.
“A los servicios de inteligencia criminal de los Mossos (la policía catalana) llegaron informaciones de que el cónsul de México podía estar relacionado con redes de blanqueo y tener relaciones de tipo criminal con importantes traficantes de droga de Catalunya”, explicó Toni Rodríguez, jefe de la División de Investigación Criminal de los Mossos d’Esquadra en el seco lenguaje que los policías usan cuando hablan con reporteros.
Las fuerzas de seguridad españolas pararon de investigar a Herrera cuando repentinamente renunció a su puesto y regresó a México en enero de 2017, aunque su trabajo no se fue a la basura. Varias personas que aparecen en ese diagrama policial están ahora bajo investigaciones formales o han sido arrestados.
Una biografía de corrupción
En Veracruz, la gente habla de un antes y un después – antes de que Fidel Herrera fuera elegido gobernador en 2004 y después de que dejara su puesto en 2010.
Hijo de la región de Veracruz, nacido, criado y educado como abogado en el estado que abraza el Golfo de México. Como miembro del dominante Partido Revolucionario Institucional (PRI), fue elegido en el Congreso nacional comenzando en 1973 y posteriormente al Senado antes de ascender al puesto de gobernador. Herrera representaba los intereses agrícolas del estado y, al menos en público, lideró el desarrollo económico, el saneamiento del agua y las reformas y aumentó la transparencia de las instituciones públicas.
Pero tiempos oscuros llegaron a Veracruz durante su época como gobernador. La violencia creció rápidamente durante su mandato. En 2004, Veracruz tenía 5 homicidios por cada 100.000 habitantes. Para el 2009, esa cifra se había doblado. Entre los muertos hubo periodistas como Luis Daniel Méndez Hernández, un reportero radiofónico asesinado el 23 de febrero de 2009.
Los ultraviolentos Zetas, entonces brazo armado del cártel del Golfo, también crecieron exponencialmente durante aquellos años. Tras sangrientas guerras entre cárteles, los Zetas tomaron el control de la región y de la joya de la corona: el puerto internacional, perfecto para el envío de cocaína y de drogas sintéticas a EEUU y a Europa.
A partir del 2010, la Fiscalía General de México abrió varias investigaciones sobre las relaciones entre los Zetas y Fidel Herrera durante su etapa como gobernador.
Los Zetas establecen el rango en forma de número, llamando a su líder Zeta 1. Pese a que a Herrera se le suele conceder ese rango por parte de medios de comunicación mexicanos y activistas de derechos humanos, las autoridades sostienen que él no gestiona la banda.
“Los Zetas no podían operar en Veracruz sin el permiso o el consentimiento de Fidel Herrera”, afirma Jorge Rebolledo, un consultor de seguridad con más de una década de experiencia en Veracruz. “Tácticamente, sin darles ninguna instrucción, él les usó para mantener el orden en algunas regiones del Estado. Pero nunca dio órdenes directas. Esto es muy claro”.
“Muchos de los Zetas que han sido detenidos, y por ejemplo los que están en Texas, y que han declarado mucho, pues sí dicen que era el jefe, y que aportaron dinero a la campaña, pero nunca han declarado: ‘Fidel Herrera nos dijo que hiciéramos tal cosa’”, dice Rebolledo.
En el 2012, la relación de Herrera con los Zetas, un secreto a voces en Veracruz, se convirtió en un asunto público cuando un blanqueador de la banda, Francisco Antonio ‘Pancho’ Colorado Cessa, fue juzgado ante un tribunal federal estadounidense en Texas.
Según las transcripciones del caso, el agente del FBI Scott Lawson dijo a los miembros del jurado que por 2003 y 2004 Colorado Cessa “fue un intermediario entre los Zetas y el gobierno de Veracruz y que el dinero se pagaba a través de Cessa al gobierno veracruzano como una manera para conceder a los Zetas la libertad de acción y para mover la droga en el estado de Veracruz y, al mismo tiempo, para ayudar a que Fidel Herrera financiara su campaña como gobernador”.
José Carlos Hinojosa, que fue contable de los Zetas hasta su detención, también testificó que el cartel entregó 12 millones a Colorado Cessa para la campaña de Herrera.
La acusación no llegó a nada. En México, todo siguió igual.
“En Estados Unidos tenemos grandes corporaciones que dan dinero a los políticos”, dice Arturo Fontes, un antiguo agente del FBI en México que ahora gestiona una compañía de seguridad, Fontes International Solutions. “En México, los políticos dependen de los narcos. Herrera recibió millones de dólares a través de enlaces con los cárteles para dejarles operar con impunidad”.
Los cargos electos posteriormente ayudan a blanquear dinero concediendo contratos gubernamentales con compañías ligadas a los cárteles. Los cargos reciben a cambio un porcentaje como soborno, explica Fontes.
Durante la época de Herrera, la deuda estatal se multiplicó por cinco a causa de un incremento masivo del gasto público, con algunos contratos concedidos a negocios vinculados al cártel.
La administración de Herrera alimentó con grandes proyectos de obras públicas a las compañías de Colorado Cessa, que más tarde se reveló como una fachada para el cártel. ADT Petroservicios obtuvo 22 contratos por valor de 1.7 millones de euros para perforar pozos de agua y ganó alrededor de 30 licitaciones por valor de 170 millones de euros para trabajar con Pemex, la compañía nacional de petróleos de México entre 2003 y 2011.
“El crimen organizado ha sido siempre muy útil para las élites políticas en México”, dice Rebolledo. “Es mucho más atractivo, más útil presentar al Chapo Guzmán [el líder del cártel de Sinaloa Cartel] como el gran cerebro del crimen organizado que controla el país… pero en realidad el crimen organizado es un personaje intermedio. Quienes realmente controlan y gestionan todo son las figuras políticas de mayor poder”.
Veracruz pasó a ser conocida como uno de los estados más violentos y corruptos de México, y la revista Forbes en 2013 colocó a Herrera en su lista de las10 personas más corruptas del país.
Alberto Olvera, sociólogo en la Universidad Veracruzana, explica que las autoridades federales nunca realizaron ningún procedimiento contra Herrera, pero no porque su Gobierno estuviera limpio.
“Al contrario –dice– ellos son los que abrieron las puertas a la masiva, sistemática y extendida corrupción”.
Proceso, el semanario mexicano, intentó en una ocasión determinar el origen de la enorme fortuna de Herrera. La revista documentó cuentas bancarias en México y en el extranjero, joyas, obras de arte, ranchos, ganado y al menos 15 propiedades. Medios locales señalaron que Herrera atribuía su fortuna a la herencia de su esposa y posteriormente apareció en público diciendo que había ganado dos veces la lotería nacional.
Herrera abandonó su cargo en el 2010 tras respaldar a su sucesor, su aliado en el PRI Javier Duarte de Ochoa, que fue posteriormente condenado a nueve años de prisión por corrupción pública.
Tras abandonar su puesto, Herrera expresó su deseo de presentarse para presidente.
Cuando el presidente Enrique Peña Nieto, que en una ocasión fue citado en la prensa describiendo a Herrera como su “mejor amigo”, nombró al antiguo gobernador como cónsul en Barcelona en octubre del 2015, lo que debía haber sido un nombramiento de perfil bajo saltó a los titulares de prensa en los dos continentes.
Ese puesto de cónsul en Barcelona ha sido tradicionalmente concedido a un diplomático de carrera. Pero la Oficina de Relaciones Exteriores rebajó los requerimientos para que Herrera encajara, lo que le permitió evitar el habitual examen de una confirmación por parte del Senado. Peña Nieto a su vez acabó marchándose de México entre acusaciones de relación corruptas con los cárteles.
Héctor Velásquez Sosa, un analista político y antiguo oficial gubernamental de Veracruz, dijo que Herrera quería un puesto prestigioso de embajador, pero se conformó con el papel de cónsul.
“Nombrar a Herrera embajador habría causado un escándalo”, afirmó Velásquez Sosa.
Eso habría mostrado que Herrera aún era poderoso, sostiene este analista, y eso habría tenido un costo político en el país de acogida, ya que ya había indicios de sus vínculos con el narcotráfico.
Contactos poco recomendables en España
Tras llegar a Europa, Herrera dejó claro que no estaba buscando un retiro dorado.
“En Barcelona, Herrera llevó a cabo una actividad frenética”, explicó un mando de una fuerza de seguridad. “Era muy difícil saber dónde acababa el consulado y donde empezaba el cártel”.
Buena parte de su trabajo tenía una apariencia inocente. Aunque evitaba los eventos diplomáticos, Herrera solía aparecer en las actividades culturales organizadas por Mexcat, una organización cultural catalano-mexicana.
Y organizaba encuentros con compañías sobre asuntos aparentemente triviales como el empaquetamiento de productos farmacéuticos.
Pero los observadores sospechaban de motivaciones más siniestras tras su ráfaga de contactos con diferentes compañías – las drogas ilegales podrían enviarse en envases aparentemente legítimos, apuntan.
“Si tú quieres hacer pasar un elefante por la Diagonal (una de las grandes avenidas de Barcelona) sin llamar la atención, lo que tienes que hacer es conseguir que pase un circo”, explica ese mando de las fuerzas de seguridad.
Las autoridades españolas también observaron como Herrera establecía estrechas relaciones con individuos que posteriormente han sido investigados por blanqueo de capitales o tráfico de drogas.
Esos significativos contactos incluyen a Simón Montero Jodorovich, el presunto líder de la organización más activa de distribución de droga en Barcelona, según Rodríguez, el responsable de los Mossos. Montero Jodorovich fue posteriormente arrestado a finales del año pasado acusado de tráfico de drogas y blanqueo de dinero; en unas pesquisas en que también están investigados los cónsules honorarios de Mali, Albania y Croacia. Reiterados intentos de contactarle para preguntar su versión de los hechos han sido infructuosos.
Los Mossos d’Esquadra crearon un detallado diagrama de los negocios de Herrera y sus contactos personales. El diagrama muestra a conocidos líderes de los Zetas y destaca a una editorial española, Malpaso Ediciones, propiedad del ciudadano mexicano Bernardo Domínguez Cereceres.
Hay otra conexión. Domínguez Cereceres y su editorial aparecen también en un informe sobre Herrera realizado en 2018 a petición del Ayuntamiento de Barcelona. El informe cita fuentes confidenciales que aseguran que Herrera tiene intereses económicos tanto en la librería como en un restaurante
Aunque era conocido que Herrera frecuentaba las exposiciones y subastas de arte en ambos locales, OCCRP no ha podido encontrar pruebas de que tuviera participaciones en ninguna de ellas.
Cuestionado por si ha tenido algún tipo de negocio o relación comercial con Fidel Herrera, Bernardo Domínguez lo niega: “Ninguna, de ningún tipo, nunca. Nunca le compré o le vendí nada. Jamás me planteó un negocio”.
Domínguez reconoce que se veía para comer con Herrera cuando este estuvo en Barcelona, y que le visitó en México durante su hospitalización tras sufrir un infarto.
Pero de forma muy vehemente rechaza cualquier tipo de vínculo con los cárteles o cualquier vinculación de negocio con Herrera.
“No voy a permitir acusaciones sin base de crimen organizado”, afirma. “Yo no tengo ningún negocio con el gobierno mexicano, ni con el de ningún país… Nada, nada, nada”.
En julio, Domínguez Cereceres fue imputado por blanqueo de dinero en beneficio de familiares del expresidente catalán Jordi Pujol.
Domínguez Cereceres está acusado de realizar préstamos ficticios en México para enmascarar transferencia de dinero a los hijos de Pujol. Las autoridades españolas sostienen que el dinero se hacía circular a través de Andorra.
La vía andorrana
El pequeño principado independiente de Andorra, ubicado en los Pirineos entre España y Francia, jugó un relevante papel en las actividades de Herrera mientras estuvo en su puesto en Barcelona.
Herrera incluso bromeó durante una entrevista en un diario de Barcelona del hecho de que conocía a todos los andorranos que residen en México y dos fuentes han declarado a OCCRP que se hacía pasar por cónsul de ese país pese a que no formaba parte de su jurisdicción consular.
El diagrama de los Mossos d’Esquadra vincula a Herrera con Jordi Segarra, un consultor político andorrano que asesoró a candidatos del PRI a gobernador en los estados mexicanos de Coahuila, Nayarit y México. Una simple palabra en el esquema describe su relación: “colabora”.
En enero, la oficina de la Fiscalía General de la República confirmó que Segarra estaba bajo investigación por lavado de dinero mientras trabajaba para el PRI en México. Sus cuentas bancarias allí han sido congeladas.
Por qué Herrera pasaba tanto tiempo en Andorra no está claro, pero el status de ese país como un centro bancario extraterritorial secreto dispuesto a aceptar dinero sucio de todo el mundo puede ser una indicación.
Andorra estaba bajo un intenso escrutinio cuando Herrera se convirtió en cónsul en Barcelona. Siete meses antes, la Red de Ejecución de Delitos Financieros del Departamento del Tesoro de los Estados Unidos (FinCEN) había declarado a Banca Privada d’Andorra una institución financiera extranjera de principal preocupación por el lavado de dinero.
El banco fue acusado de blanquear al menos 2 mil millones de dólares desviados de la compañía petrolera pública de Venezuela, Petróleos de Venezuela, y de aceptar dinero del crimen organizado y personajes corruptos originarios de Rusia y China.
La medida de FinCEN amenazó con poner patas arriba todo el sistema bancario andorrano y obligó al gobierno a intervenir, congelando las cuentas del banco e incorporando nueva dirección. La limpieza llevó al FinCEN a retirar su declaración en marzo de 2016.
En enero de 2017, Herrera renunció abruptamente a su cargo y abandonó Barcelona. No se dio ninguna razón oficial, pero solo unos días antes una comisión investigadora había revelado que el estado de Veracruz estaba pagando el precio completo por medicamentos para el tratamiento del cáncer que en realidad eran falsificaciones sin valor medicinal. Se dijo que Herrera y Duarte, su sucesor como gobernador, estaban bajo investigación.
Herrera negó rotundamente su participación en el escándalo y no se ha enfrentado cargos por ese caso. Si bien ha seguido involucrado en la política mexicana, el hombre de 71 años ha sufrido un infarto grave en abril. Contactado a través de una cuenta de redes sociales, el hijo de Herrera, Javier dijo que su padre estaba demasiado débil para responder las preguntas de los periodistas.
Casi cuatro años después de la salida de Herrera, la sola mención de su nombre desencadena el miedo entre la comunidad mexicana en Barcelona. Pocos mexicanos contactados para este artículo han querido hablar sobre Herrera y los que lo han hecho exigen que se mantenga su anonimato.
Muchos recuerdan su llegada como “una época muy oscura”.
“Hubo gente que entró en paranoia”, cuenta un mexicano residente en Barcelona, recordando la reacción que se produjo tras el anuncio del nombramiento de Herrera como cónsul. “Muchos de nosotros sentimos como si la podredumbre de la violencia y la corrupción en México nos alcanzara aquí”.
“Herrera es muy vengativo”, explica otro mexicano. “Temo por mis familiares [en México] si hablo abiertamente”.
Herrera es casi una figura mítica para algunos.
“Él es mucho más poderoso que Peña Nieto”, afirma al OCCRP un mexicano residente en Barcelona. “Él es el más inteligente. Él es el peor de todos porque es el mejor de todos”.
Cecilia Anesi (IRPIMedia) ha colaborado en este reportaje.
https://aristeguinoticias.com/0612/mexico/un-consul-del-cartel-en-barcelona/
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