¿Si pierdes el oído podrías tener demencia o Alzheimer? Esto se sabe

2 de cada 3 adultos mayores de 70 años tienen problemas para escuchar afectando sus vidas

| 2024-02-26

La pérdida del sentido del oído estaría directamente relacionada con problemas como la demencia incluso Alzheimer según especialistas del Departamento de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias de la Secretaría de Salud.

En ese escenario se considera es fundamental la medicina preventiva, indicó el especialista Marco Antonio Lara Estrada resaltó que la pérdida auditiva puede ocasionar demencia

 La posibilidad casi se duplica en quienes tienen pérdida auditiva leve; se triplica en pacientes con pérdida moderada y se quintuplica cuando es severa.

Indicó que la demencia, debido a la pérdida de audición, es más común en personas adultas mayores. El deterioro auditivo ocasiona además aislamiento, debido a la imposibilidad de comunicación, lo cual aumenta el riesgo de otras enfermedades y de fallecimiento.

A lo largo de la vida, la pérdida auditiva se duplica cada 10 años; actualmente casi dos de cada tres personas mayores de 70 años tienen este problema que incide en sus actividades diarias, añadió.

Para llegar a un envejecimiento saludable es importante atender los procesos patológicos, evitar el desarrollo de otros y encontrar las estrategias para manejar de forma óptima los diferentes padecimientos que presentan las personas adultas mayores. En este contexto, la pérdida auditiva es uno de los factores más prevenible para evitar la demencia

La especialista en Audiología del Departamento de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello del INER, Lizette Carranco Hernández, puntualizó que una de cada tres personas mayores de 60 años presenta algún grado de pérdida auditiva y una de cada dos mayores de 85. Además, la diabetes y la hipertensión aceleran el desarrollo de este problema.

Destacó que la pérdida auditiva ocasiona bajo rendimiento laboral, cansancio físico, fatiga auditiva, problemas de memoria, deterioro cognitivo, cambios pupilares, estrés al no escuchar lo que dice la otra persona; incremento de cortisol por el propio estrés y bajo rendimiento escolar.

Coincidieron en la necesidad de la medicina preventiva y promoción de la salud auditiva desde el nacimiento; sobre todo, a partir de los 60 años, para evitar consecuencias negativas.

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