México | 2024-01-29
Luis Donaldo Colosio Riojas, alcalde de Monterrey e hijo de Luis Donaldo Colosio Murrieta, pidió públicamente el indulto para Mario Aburto, imputado como el verdugo de su padre. Señaló que era el momento de “dar el carpetazo” al asunto y permitir sanar a su familia.
Un 23 de marzo de 1994, Luis Donaldo Colosio Murrieta, candidato del PRI y virtual presidente de México, culminaba su discurso proclamando un “¡Vamos a ganar!” en medio del ensordecedor aplauso de la multitud reunida en la colonia Lomas Taurinas de Tijuana.
En ese momento, de acuerdo a la versión de la fiscalía, se acercaba al candidato un joven obrero michoacano que libraba los cordones de las autoridades afirmando que “sólo quería saludar”.
Entonces, mientras Colosio avanzaba rodeado de sus partidarios, una pistola se asomaría tímidamente entre la vorágine y, apuntando directamente contra el candidato y tras dos detonaciones, transformaría la esperanza en caos mientras la muchedumbre se manchaba de sangre.
Mario Aburto Martínez sería el nombre del lobo solitario que “cambiaría” la historia de México con tan sólo 23 años de edad. Únicamente sólo los agentes policiales separaban al joven de la multitud que quería lincharlo al grito de “¡Asesino! ¡Déjenlo aquí para matarlo!”.
En prisión, Aburto mantendría tan sólo un breve contacto con su familia, pues su madre y su hermana sufrirían abuso por parte de policías y su hermano sería torturado por horas. Ante ese panorama, el padre decidiría pedir asilo en los Estados Unidos como perseguidos políticos.
Meses después del magnicidio, Mario Aburto sería condenado a 48 años de prisión por homicidio calificado, con premeditación, ventaja y alevosía, además de la portación ilegal de un arma de fuego. Sin embargo, tras varios amparos, en 2004 se fijaría la pena en 45 años.
A través del “libro de actas”, cuaderno clave de la Procuraduría General de la República (PGR) en el caso de Mario Aburto, se pintaría la imagen de un joven idealista, mujeriego, tímido y a la vez iracundo que fungiría como actor intelectual y material del magnicidio de Luis Donaldo Colosio.
Sin embargo, en el imaginario de los mexicanos resulta aún imposible creer que aquel obrero michoacano de clase baja actuara sólo en un acontecimiento de tal magnitud.
Este sentimiento, aunado a las múltiples irregularidades en el caso, rodean la petición de Luis Donaldo Colosio Riojas. Clamando por otorgarle el “perdón” al acusado de asesinar a su padre cuando afirmó que:
“(Queremos) dejar esto en manos de otra justicia porque la justicia mexicana quedó a deber en su momento y hoy lo que queremos es una ‘vuelta a la página’".