| 2024-07-28
México tiene el objetivo de lograr la eliminación de las hepatitis para el año 2030, como un compromiso adquirido ante la Organización Mundial de la Salud confirmó el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Ruy López Ridaura, y se tiene un plan de cinco años de la implementación del Programa Nacional de Eliminación de la Hepatitis.
Para lograrlo, además del medicamento de última generación que permite la curación de pacientes, también se capacita personal de salud, existe disponibilidad de pruebas de tamizaje y cadenas de suministro para que el tratamiento llegue a las poblaciones.
Fue en 2014, cuando surgió un nuevo tratamiento curativo para la hepatitis C, se atendía a menos de mil pacientes a través del Fondo de Protección contra Gastos Catastróficos en sólo 60 unidades de salud altamente especializadas y era muy difícil su expansión para el primer nivel.
En la actual administración, se trabajó con la triple optimización, es decir, que los grupos clínicos definieran las acciones para que el tratamiento llegue a toda persona que lo necesita; que todas las instituciones apliquen el mismo protocolo y consolidar las compras para obtener mejores precios y garantizar la gratuidad a pacientes.
Hepatitis A (VHA): está presente en las heces de las personas infectadas y casi siempre se transmite por el consumo de agua o alimentos contaminados, aunque también puede ser por contacto sexual. La mayoría de las veces la infección es leve y las personas se recuperan por completo, adquiriendo inmunidad contra infecciones futuras por este virus. Se puede prevenir aplicando la vacuna correspondiente.
Hepatitis B (VHB): se transmite a través de la sangre (transfusiones sanguíneas), semen y otros fluidos corporales infecciosos, o bien, al momento del parto. Otra posibilidad es mediante el uso de instrumental contaminado en intervenciones médicas y el consumo de drogas inyectables. Afortunadamente, para este virus también existe una vacuna.
Hepatitis C (VHC): se transmite de la misma manera que la hepatitis B. Normalmente las personas no presentan síntomas y en caso de tenerlos pueden aparecer entre 1 y 3 meses posteriores al contagio.
La hepatitis C crónica es una enfermedad silenciosa durante años y es la principal causa de cirrosis hepática y de trasplante hepático. Algunos de sus síntomas son: pérdida de peso, acumulación de líquidos en el abdomen, poco apetito, vasos sanguíneos en la piel similares a arañas, desorientación, somnolencia y balbuceo, coloración amarillenta en piel y ojos, fatiga, hematomas con facilidad, orina de color oscuro, picazón en la piel e hinchazón en las piernas. Sin embargo, para este tipo de virus no hay vacuna.
Hepatitis D (VHD): solo la presentan las personas contagiadas con el virus tipo B y la situación de la persona al ser portadora de los 2 tipos de virus se complica más y puede ocasionar la muerte. Al haber vacuna contra el tipo B se brinda protección también para este virus.
Hepatitis E (VHE): al igual que el virus tipo A, se transmite por el consumo de agua o alimentos contaminados. Este virus causa brotes epidémicos en lugares con poca higiene. Para este virus también existe vacuna.
Aguda: se presenta inmediatamente al momento de la infección, normalmente dura poco tiempo ya que el cuerpo es capaz de combatirla, las personas no presentan síntomas y si los hay son muy leves, desapareciendo en un lapso máximo de 6 meses, algunos de ellos pueden ser: ictericia (coloración amarillenta de la piel y ojos), orina oscura, fatiga intensa, náuseas, vómitos y dolor abdominal. Una infección aguda puede convertirse en crónica.
Crónica: dura más tiempo, su diagnóstico puede llevar años, ya que es asintomática y desafortunadamente cuando se detecta es porque hay daños mayores en el hígado como cirrosis (cicatrización del hígado), insuficiencia hepática o cáncer que pueden conducir a la muerte.