México | 2024-04-08
El 11 de julio de 1991, México se convirtió en el escenario principal para uno de los eventos astronómicos más impresionantes: un eclipse solar total. Este día, la luna se interpuso entre la Tierra y el Sol, cubriendo completamente la luz solar y dejando en sombras partes significativas del territorio mexicano.
Este eclipse solar total, el último de su tipo en México hasta la fecha, quedó inmortalizado en numerosas fotografías y en la memoria colectiva de quienes tuvieron la fortuna de presenciarlo.
Hoy, 8 de abril de 2024, volvimos a ser testigo de un eclipse solar, visible en diferentes grados a lo largo del país. Este evento astronómico, al igual que los anteriores, invita a reflexionar sobre la majestuosidad del universo y el lugar que ocupamos en él. Por ese motivo, presentamos un vistazo al pasado:
El fenómeno comenzó en la costa oeste del país, en Baja California, y avanzó hacia el noreste, cruzando estados como Sonora, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León, Tamaulipas y finalmente Veracruz.
La totalidad del eclipse permitió a los observadores experimentar la oscuridad en pleno día durante varios minutos, un espectáculo durante el cual estrellas y planetas se hicieron visibles.
Este eclipse destacó no solo por la impresionante visual del cielo oscureciendo y las temperaturas cayendo, sino también por cómo reaccionaron los animales ante este súbito cambio, comportándose como si hubiera llegado la noche.
Aunque el de 1991 fue el último eclipse total, México ha presenciado otros eclipses significativos, como el anular de 1994, conocido por su "anillo de fuego". Este evento fue visible en partes del norte de México y se extendió hasta Canadá, capturando la atención de observadores en Baja California, Sonora, y Chihuahua.
Así mismo, el 14 de octubre de 2023, México experimentó el eclipse anular más reciente hasta ahora. Este fenómeno creó un 'anillo de fuego´ de alrededor de 200 kilómetros de ancho, visible en la península de Yucatán, ofreciendo un espectáculo memorable en lugares como:
Estos fenómenos astronómicos han fascinado a la humanidad desde tiempos antiguos, y México, con su rica herencia astronómica prehispánica, ha otorgado a estos eventos un significado particularmente especial.
Cada eclipse trae consigo una oportunidad para la comunidad científica y el público en general de unirse en la observación y estudio de estos espectáculos naturales, fortaleciendo nuestro asombro y aprecio por los misterios del universo.
A medida que seguimos presenciando y documentando estos fenómenos, los eclipses continúan siendo un recordatorio de nuestro eterno deseo de explorar y comprender el espacio que nos rodea, conectando a las generaciones actuales con las pasadas y futuras en una continua maravilla por el cosmos.