México | 2023-11-08
Aunque se ha vuelto parte de la vida diaria de la mayoría de la población, no solo de México, sino de todo el mundo, hay un sector que indica que estar conectado al Wi-Fi podría llevar a tener consecuencias en diferentes niveles, incluyendo la salud.
Fue la Federación Ambientalista Internacional la que consiguió declar cada 8 de noviembre como el Día Mundial sin Wi-Fi en el año 2016, en su mensaje invitaron a los profesionales de los medios de comunicación, a personas vinculadas con organismos ambientales públicos y privados, a profesionales y servidores de la salud, a responsables de niños y adolescentes y al público en general, a sumarse a ésta campaña educativa y de concientización sobre el uso inteligente de nuevos dispositivos.
Puntualizaron que se tiene que hacer visible el riesgo al que están expuestas millones de personas que se conectan a Internet mediante el uso del sistema inalámbrico Wi-Fi, desconociendo el impacto que el uso prolongado de éste sistema tiene sobre los seres vivos, en especial bebés, niños y adolescentes.
Señalaron que, mediante la radiación recibida de manera directa y constante en las manos y la cabeza por el contacto con dispositivos como celulares, tablets, computadoras portátiles y otros, representa un riesgo silencioso que impacta en el sistema nervioso central y desde allí deriva en distintos trastornos de salud como varios médicos e investigadores independientes están informando.
Aseguraron que el sistema Wi-Fi emite mucha más radiación que una antena de telefonía móvil o que antenas repetidoras; por ser pulsada, ésta radiación es más virulenta que otras, como se explica en más de 60 estudios.
Además de indicar los riesgos, quieren destacar las soluciones en este 8 de noviembre, por ejemplo, estar conectados a Internet de una manera sana por medio de cables y de fibra óptica, que eliminan la radiación y resulta más eficiente, en términos de velocidad de navegación.
Indicaron que el Wi-Fi se ha extendido en los últimos años y avanza descontroladamente pese a que en otros países más desarrollados ya está considerado como un tóxico ambiental y está siendo prohibido, especialmente en jardines infantiles, escuelas, hospitales y lugares de culto, entre otros.
La exposición prolongada y continua a la radiación del Wi-Fi incide negativamente en el comportamiento de las personas y los trastornos de salud que produce se conocen como Electrosensibilidad o Electrosmog; adicionalmente, el 31 de mayo de 2011, la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer clasificó los campos electromagnéticos de radiofrecuencia como posiblemente cancerígeno para humanos, en base a un mayor riesgo de glioma, un tipo maligno de cerebro cáncer1, asociados con la tecnología inalámbrica.