| 2024-02-06
Es común que, en un momento de apuro, carguemos nuestro móvil en cualquier sitio que disponible. En muchas instancias, ese “contacto” suele ser la entrada USB de la computadora que tengamos a mano.
Ya sea en la oficina, una biblioteca o un cibercafé, no se recomienda cargar el celular con entras y equipos que no fueron diseñados para ese fin. Desde pérdida de rendimiento hasta fugas de datos personales, estos son los problemas que puede acarrearte esta práctica.
En primer lugar, hay que resaltar no se recomienda enchufar tu equipo con otro cable o entrada que no sea el que viene por defecto. Distintos fabricantes crean cargadores diferentes según las especiaciones y necesidades del equipo.
Si extraviaste tu cargador original, la mejor alternativa es conseguir un repuesto del mismo modelo y directo del fabricante. En caso contrario, se recomienda busca dispositivos compatibles con el tuyo y utilizar equipos afines.
Existen dos grandes riesgos que cualquier persona que cargue su celular a través de la entrada USB de una computadora deberá asumir. El primero es una cuestión de voltajes, y el segundo tiene que ver con la seguridad de tus datos.
Una práctica común de los hackers es el adulteramiento de los puertos de entrada en dispositivos públicos. Mediante ellas, un individuo podría ser capaz de obtener información confidencial dentro de tu dispositivo y utilizarla con fines delictivos.
Este método se conoce como “juice jacking” y mediante el mismo múltiples criminales se dedican a falsificar identidades, descargar archivos personales e incluso llegar a vaciar por entero cuentas de bancos.
La segunda razón responde a una cuestión de diseño, las entradas USB de las computadoras no están fabricadas para ser centros de carga. Por tal motivo, cuando se conecta un móvil es posible que no recibe la corriente adecuada para su recarga.
Con el uso continuado de esta medida se corre el riesgo de dañar los componentes internos de tu equipo, comprometiendo la vida útil de tu teléfono y, en casos más severos, echándolo a perder.