| 2025-05-22
Quienes tienen plantas en casa lo saben: no hay nada más frustrante que ver cómo los insectos arruinan tus hojas verdes justo cuando mejor lucían. Y sí, existen pesticidas industriales, pero no todos quieren rociar químicos sobre sus flores.
Por suerte, hay trucos de siempre —de esos que usaban nuestras abuelas— que todavía hoy hacen maravillas. Acá van tres que han pasado la prueba del tiempo y de los insectos.
Suena raro, pero funciona. El ajo, con su olor penetrante, resulta insoportable para muchos bichos. Si a eso le agregas unos cuantos clavos de olor, tienes un repelente natural bastante efectivo.
¿El truco? No lo uses al mediodía. Mejor en la tarde o bien temprano, cuando el sol no queme.
Esta es menos conocida, pero no menos útil. Resulta que las hojas del tomate tienen una sustancia natural que los bichos odian.
Hazlo una vez a la semana. Con eso basta.
Esto es más mecánico que químico: las cáscaras de huevo trituradas se convierten en un cerco espinoso que las plagas rastreras no pueden (ni quieren) atravesar.
Además de mantener a raya a caracoles, le das al suelo un poco de calcio. Nada mal.
No te emociones y eches el preparado a todas tus plantas de una. Haz una prueba primero en una hojita o una esquinita de la maceta. Espera unas horas. Si todo va bien, adelante.
Y un detalle que muchos olvidan: no todos los insectos son enemigos. Hay unos cuantos, como las mariquitas, que son aliados. Así que no hay que exterminar todo.