Reino Unido | 2024-04-29
En recientes declaraciones ante un tribunal del Reino Unido, AstraZeneca admitió que su vacuna COVID-19 puede causar, en casos extremadamente raros, un trastorno conocido como síndrome de trombosis con trombocitopenia (TTS).
Este reconocimiento surgió en el contexto de una demanda colectiva impulsada por personas afectadas que alegan haber sufrido graves daños a la salud tras recibir la vacuna, desarrollada en colaboración con la Universidad de Oxford.
El TTS es un síndrome que implica la formación de coágulos sanguíneos anormales en combinación con un bajo conteo de plaquetas, las células encargadas de la coagulación en la sangre.
Los Institutos Nacionales de Salud de EE. UU. (NIH) explican que un recuento bajo de plaquetas puede aumentar significativamente el riesgo de hemorragias tanto internas como externas, y estos eventos pueden ser potencialmente mortales si ocurren en órganos vitales como el cerebro.
La vacuna AstraZeneca utiliza un adenovirus de chimpancé modificado para transportar material genético del virus SARS-CoV-2 sin causar la enfermedad.
Un estudio de diciembre de 2021 en "Science Advances" sugiere que la interacción entre el adenovirus de la vacuna y el factor plaquetario 4 (PF4) en la sangre puede desencadenar una respuesta inmunológica errónea.
Esta reacción puede formar complejos que el sistema inmunitario confunde con una amenaza, llevando a la creación de coágulos.
Los síntomas de TTS pueden incluir:
La afirmación de AstraZeneca en el tribunal reconoce la posibilidad de que su vacuna pueda inducir TTS en casos raros, pero enfatiza que los beneficios de la vacunación, que incluyen la prevención de hospitalizaciones y muertes por COVID-19, superan significativamente estos riesgos.
Además, señalan que el riesgo de formación de coágulos sanguíneos es mucho mayor si se contrae el virus que la probabilidad de desarrollar TTS debido a la vacuna.
AstraZeneca y la Universidad de Oxford continúan monitorizando la seguridad de la vacuna y actualizando sus informaciones conforme nuevos datos y estudios independientes se hacen disponibles, manteniendo a las autoridades reguladoras y al público informado sobre cualquier desarrollo.
Este caso destaca la importancia de la vigilancia continua en la seguridad de las vacunas y cómo la colaboración entre compañías farmacéuticas, investigadores y reguladores es vital para gestionar los riesgos y maximizar los beneficios de las intervenciones médicas en salud pública.