| 2025-06-08
Cada año, el virus respiratorio sincicial (VRS) provoca más de 3.6 millones de hospitalizaciones y cerca de 100,000 muertes en menores de cinco años en todo el mundo,aproximadamente el 50% de estas muertes ocurren en bebés menores de seis meses, y el 97% de los casos se concentran en países de ingresos bajos y medios, donde los recursos médicos como el oxígeno o los líquidos intravenosos son escasos.
El virus respiratorio sincicial es altamente contagioso y afecta a personas de todas las edades, aunque representa una amenaza particular para los bebés, sobre todo los nacidos prematuramente. Esta infección suele causar síntomas leves como fiebre, tos o secreción nasal, pero puede derivar en complicaciones severas como bronquiolitis o neumonía, especialmente en infantes, ancianos y personas con defensas debilitadas.
Ante esta situación, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha difundido su primer documento de posición centrado en productos de inmunización contra el VRS para proteger a los recién nacidos. Este informe fue publicado en su parte epidemiológico semanal (Weekly Epidemiological Record) y contiene recomendaciones específicas sobre el uso de dos medidas preventivas: una vacuna administrada durante el embarazo y un anticuerpo monoclonal de larga duración dirigido a lactantes.
Según la OMS, se recomienda aplicar la vacuna materna (RSVpreF) a las mujeres embarazadas a partir de la semana 28 de gestación, como parte de la atención prenatal regular. Esta estrategia permite que el bebé reciba los anticuerpos necesarios antes de nacer. La aplicación puede hacerse durante cualquiera de las consultas médicas recomendadas en el último trimestre.
La segunda herramienta de protección es el anticuerpo monoclonal nirsevimab, que se administra en una sola inyección. Esta dosis ofrece protección eficaz al recién nacido desde la primera semana tras su aplicación, y puede durar al menos cinco meses, abarcando la totalidad de la temporada de circulación del virus en regiones donde hay estacionalidad del VRS.
La mayor eficacia del nirsevimab se observa cuando se administra a recién nacidos antes del alta hospitalaria o en su primera consulta médica. En países donde el virus tiene un patrón estacional, también se puede aplicar antes de que el lactante atraviese su primera temporada de riesgo. Aunque el enfoque prioritario es proteger a los menores de seis meses, también podrían beneficiarse aquellos de hasta un año de edad.
El documento destaca que la elección entre la vacuna para embarazadas y el anticuerpo para bebés dependerá de factores como la capacidad operativa del sistema de salud, la cobertura potencial y la relación costo-beneficio. Ambos productos fueron avalados en septiembre de 2024 por el Grupo de Expertos en Asesoramiento Estratégico sobre Inmunización (SAGE), y la vacuna materna recibió la precalificación de la OMS en marzo de 2025, habilitando su compra por agencias de Naciones Unidas.
La Dra. Kate O'Brien, directora del Departamento de Inmunización, Vacunas y Productos Biológicos de la OMS, subrayó que estos avances tienen el potencial de cambiar radicalmente el panorama de salud infantil: "Con estas herramientas, podemos reducir significativamente la gravedad de los casos, evitar hospitalizaciones y salvar la vida de miles de bebés en todo el mundo".
El objetivo de este nuevo documento es proporcionar información clara y actualizada a quienes toman decisiones en políticas de salud pública, directores de programas nacionales de vacunación, así como a organizaciones financiadoras tanto nacionales como internacionales. Con esta guía, la OMS busca apoyar la implementación adecuada y efectiva de estas estrategias en beneficio de la infancia global.