Descubrimiento asombroso: Niña de 11 años halla restos del reptil marino más grande del mundo

Descubre cómo Ruby Reynolds, una niña de 11 años, encontró los fósiles del reptil marino más grande del mundo

Inglaterra | 2024-04-18

En un emocionante giro de eventos, Ruby Reynolds, una niña de 11 años y aficionada a la paleontología, descubrió los restos del reptil marino más grande registrado hasta ahora.

Este impresionante hallazgo se realizó en el pueblo costero de Blue Anchor, Inglaterra, en 2020, cerca de la ubicación donde se encontraron los primeros fósiles de ictiosaurio hallados en 1811.

Ruby, junto a su padre, exploraban la región conocida por sus fósiles cuando tropezaron con lo que inicialmente parecía ser un conjunto de rocas inusuales que, con el tiempo, demostrarían ser algo más sorprendente.

Tras investigaciones posteriores y con la ayuda de un artículo de 2018 sobre hallazgos similares en una playa cercana, la familia Reynolds se puso en contacto con expertos de la Universidad de Bristol y la Universidad de Bonn para analizar más a fondo los fósiles.

Luego del formal análisis de las muestras, los investigadores confirmaron que los restos pertenecían a una nueva especie de ictiosaurio, bautizada como Ichthyotitan severnensis.

¿Cuánto medía el reptil marino más grande de la historia?

Este gigante prehistórico medía alrededor de 25 metros de largo, casi alcanzando el tamaño de una ballena azul adulta, lo que lo convierte en el reptil marino más grande conocido por la ciencia.

El descubrimiento de Ruby no solo arroja luz sobre la biodiversidad del pasado prehistórico, sino que también inspira a jóvenes y adultos a explorar y entender mejor nuestro mundo natural.

La publicación del estudio en la revista científica PLOS One marca un hito en la paleontología y subraya la importancia de los descubrimientos realizados incluso por aficionados.

La joven paleontóloga amateur y su padre continúan explorando la costa en busca de más fósiles, motivados por su pasión por la historia natural y el deseo de contribuir al conocimiento científico.

Este hallazgo no solo celebra el espíritu de la curiosidad y la exploración, sino que también destaca cómo un descubrimiento fortuito puede cambiar nuestra comprensión del pasado prehistórico.

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