Veracruz | 2022-09-29
Como un libro de historia holandesa con corazón mexicano, así define René Morteo a ‘Los horrores de Ámsterdam’, antología de leyendas de la capital de Holanda, en cuyos dos volúmenes aborda personajes que destacan en la ficción, como brujas, fantasmas o monstruos marinos, pero que todos emergen de una veracidad histórica.
Inspirado por una reunión universitaria en la que, al evocar las tradiciones del Día de Muertos o Halloween y relacionarlas con la inexistente relativa a Holanda, el autor veracruzano radicado en Europa aprovechó el confinamiento por la pandemia de Coronavirus para investigar y plasmar estas historias, que abarcan las del corazón del centro histórico de Ámsterdam en la primera entrega, y en la segunda las de sus canales, sus afueras y el río Amstel.
En entrevista con Imagen de Veracruz -donde laboró en años anteriores- y ataviado como el ‘Dr. M’, Morteo compartió detalles del proceso de creación de la antología, que cuenta con el arte de ‘El canijo chaneque’ (Éysel Abisué Cortés) y se encuentra disponible en Amazon.
-¿Cómo comenzó la idea de ‘Los horrores de Ámsterdam?
-Lo que pasa es que los holandeses tienen una tradición protestante calvinista, que es lo más conservador que puede haber dentro de las ramas del protestantismo, y para ellos los fantasmas son imposibles porque no hay cabida en su imaginación.
Empecé a buscar estas historias y encontré unos libros muy antiguos; luego contacté a una reportera de un periódico local que hizo un trabajo al respecto y me pareció muy vivencial, no tenía un trasfondo, pero le dio coronavirus y murió. Entonces me quedé con eso y dije ‘Ahora lo hago yo’.
El trabajo más conocido de este lado se llama ‘Las casas encantadas de Ámsterdam’ y algo que me diferencia de este trabajo en específico es que conforme yo iba investigando, me dejó de importar un poco la historia del fantasma en sí y empecé a investigar más o menos a quién le pertenecía la casa o quien era la persona que supuestamente aparecía, cuál era el contexto histórico en el que sucedieron las historias.
Y empecé a estudiar acerca de la psicología y filosofía del miedo, y encontré una disciplina que se llama la antropología del miedo, que nos explica que los únicos miedos universales son la muerte y el dolor, pero las demás cosas que nos asustan son construcciones sociales, o sea, las aprendemos y con ese enfoque empecé a darme cuenta que lo que estaba haciendo era analizar, estudiar o entender la historia de esta ciudad pero desde el punto de vista del miedo, usando los fantasmas como excusa o vínculo para entender la historia de la ciudad.
-¿Cómo surgen estos personajes?
-Estas historias están ahí, incluso les han dado nombre a las calles, a los vecindarios o han sido tan decisivos que le han dado forma geográfica a la ciudad. Le propuse el proyecto a El canijo chaneque y le contaba las historias, le mandaba algunas fotografías; él sabe de mi amor por Guillermo del Toro, Tim Burton, Lovecraft y con todo esto en mente se crearon estas imágenes que digamos existen en Ámsterdam, a pesar de que la gente no los conozca.
-¿Qué experiencia te deja la creación de estos libros?
-Hay mucho dolor; digamos que soy obsesivo compulsivo, muy pasional también, entones cuando estoy muy involucrado con algo me meto de lleno. Hay cuestiones de las que estoy muy orgulloso, por ejemplo, encontré historias escritas en poemas del Siglo XVI, XVII, pero en un holandés tan antiguo que ni siquiera se parece al actual.
Traducir estos poemas me costo días y mucha consulta con el Instituto de Folclor Holandés, pidiéndole a la gente ayuda y finalmente cuando lo tuve, me pareció muy interesante no hacer la traducción literal, sino hacer la adaptación.
También me dejo mucho miedo, porque cuando estaba escribiendo este libro, me sucedieron muchísimas experiencias paranormales. Lo peor de todo es que ni siquiera me pasaron a mí, sino siempre en compañía, entonces ni para decir que son producto de mi imaginación, pero creo que más que nada me estaban avisando que estaba yendo por buen camino, que tenia que terminar esta empresa.
- Si bien seguidores de estas historias leerán esta publicación, lectores holandeses tendrán curiosidad, ¿sería este un objetivo?
-Tengo dos: yo espero con mucha ilusión que lo lean en México y que les interese venir a Ámsterdam si es que se puede, y que no sea nada más por la legalización de las drogas recreativas, sino por cuestiones interesantes.
Con tristeza también veo que Ámsterdam no está considerado gran territorio turístico como otras ciudades antiguas como Atenas, Roma, Madrid o Barcelona, o más sofisticadas o cosmopolitas como Londres o París, pero sí que tenemos mucho que ofrecer y una de estas cosas son buenas historias de terror.
Por otro lado, he decidido no hacer mi libro en holandés, solo en inglés y español, porque precisamente cuando me acerco a la gente holandesa a explicarles de mis historias de fantasmas, simplemente me dicen ‘Ah qué bien’ y se van; entonces mi libro está dirigido a la comunidad internacional.