Reina de Invernadero

Desde un invernadero en esplendor hasta el olvido en un departamento, la orquídea de los Estrada narra su historia.

Veracruz | 2024-11-12

Reina de Invernadero

Desde mi llegada al invernadero, importada de Madagascar, fui la más hermosa de las plantas de la casa de cristal soleada de los Estrada.

 Ellos eran personas dedicadas a diversos negocios y de manera reciente habían tomado como un hermoso pasatiempo el trasplantar orquídeas  para diversos usos.

La familia estaba feliz con el nuevo entretenimiento. Casi todos contribuían a su vigilancia. Pero Claudia, la hija mayor ponía harto empeño en nuestro cuidado, especialmente en mí, pues prometía ser la de mayor belleza y  constancia de ello fue  la realización de un óleo, donde de manos e imaginación de la audaz mujer,  quedé plasmada cuando crecí en esplendor.

Todos los días me  custodiaban en abono y riego. Mi tallo era recto y verde- musgo, contrastaba con el delicado rosa de mis pétalos y el negro azabache de mis pistilos y la buena hechura de mis sépalos y estambres.

Pero una tarde llegó un remanente de flores y los dueños empezaron a olvidarse de mí, solo  Claudia conservó mi recuerdo en el cuadro de mi especie colocado en el pasillo muy cerca de sus habitaciones.

Un día llegó la invitación a una boda. Y los Estrada decidieron darme como regalo nupcial.

Llegué a un departamento muy bien decorado, por  el famoso  Isak  Kanarek singular  diseñador de  interiores.  Viví  por un tiempo en  una preciosa maceta,  y desde tal recipiente lucía todo mi esplendor de clorofilia.

 No obstante,  los conyugues  habitantes del inmueble, empezaron a distanciarse, su incomprensión, pleitos   y desapego, minó mi existencia.

Poco a poco me fui marchitandodeshojándome, como fin de amor, al no ser tomada en cuenta.

Una noche al caer el último de mis pétalos, vinieron  a mis  cansados tallo y corona, la ilusión perdida de  haber sido reina de invernadero e inspiración plástica de una creadora visual

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