México | 2022-10-12
Seguro lo has visto: ese pastelito de queso esponjadito, suave y tierno que tiembla a la hora de partirlo. Parece una nube que quieres aplastar nomás al ver su suavidad.
Se llama cheesecake japonés (o pay de queso soufflé), es delicioso y, lo mejor: muy fácil de hacer en casa.
Su volumen y movimiento hipnotizan a cualquiera que vea un video de cómo los preparan. Su textura esponjosa, cremosa y suave nos hace pensar que a eso saben las nubes.
A continuación, un poco de su historia y una receta que, seguida al pie de la letra, terminarás disfrutando uno en menos de dos horas.
Origen
De acuerdo con el sitio web de Food and Wine En Español, el origen de esta delicia comenzó hace 34 años en la región de Kansai, cuando el cocinero Rikuro Nishimura tuvo la idea de vender postres calientes que fueran recién horneados.
Rikuro no era partidario de los lácteos pero al probar la combinación del queso danés con huevo y leche, cambió de opinión. Fue tal el éxito de su marca que el cheesecake japonés se convirtió en uno los postres insignia de la ciudad de Osaka.
Los cheesecakes se hornean durante 45 minutos e inmediatamente después se colocan en contenedores para sellarlos con el logo de la marca. A partir de ese momento se colocan en vitrinas. En promedio, cocinan 12 porciones completas cada cinco minutos. Con la finalidad de tener un control de calidad en sus productos solo se encuentran 6 sucursales en todo Japón.
Características
Los cheesecakes japoneses tienen una textura más esponjosa que las tartas de queso tradicionales. Esto se debe a la técnica de batir las claras de huevo por separado antes de incorporarlas a la mezcla.
Al fondo colocan un puño de pasas que ayudan al balance entre lo dulce y salado. Puedes comerlos calientes para que se derritan en tu boca o fríos para una consistencia más cremosa.
Conoce su fórmula y preparación, y disfruta de uno en casa. ¡Buen provecho!
RECETA
Para 6 porciones
Ingredientes
7 cucharadas de mantequilla a temperatura ambiente
120 gramos de queso crema
1/2 taza de leche
8 yemas de huevo
1/4 de taza de harina
1/4 de taza de fécula de maíz
13 claras de huevo
2/3 de taza de azúcar
Agua caliente para el baño maría
Azúcar para decorar
Crema montada para acompañar
Preparación
-Precalienta el horno a 160ºC.
-En una olla (fuera del fuego) coloca agua hirviendo y envima un tazón, de forma que quede a baño maría. Dentro del tazón coloca la mantequilla con el queso crema y la leche. Mezcla hasta que todo se derrita y se mezcle perfectamente. Retira del baño maría y deja que se enfríe.
-En un bowl grande, bate las yemas de huevo hasta que se conviertan en una mezcla suave, tersa, ligeramente esponjada y color crema.
-Cuando las yemas estén listas, sin dejar de batir integra poco a poco la mezcla de queso con mantequilla y leche.
-Después integra, poco a poco, el harina y la fécula de maíz. Asegúrate de tamizarlas antes y procura batir bien para que no queden grumos.
-En otro tazón, bate las claras de huevo hasta que se formen picos suaves de merengue. Luego añade poco a poco, y sin dejar de batir, el azúcar hasta que se formen picos rígidos.
-Vacía el cuarto de las claras montadas a la mezcla anterior y mueve de forma lenta y envolvente para mezclar. Repite este proceso hasta que se haya integrado todas las claras.
-Engrasa un molde redondo para pastel o panqué y vacía en él la mezcla del cheesecake. Agita levemente para que liberes cualquier burbuja de aire que haya quedado.
-Coloca el molde en baño maría (dentro de un molde más grande, forrado con toallas de papel en la parte inferior y con aproximadamente 2-3 centímetros de agua caliente (el agua caliente debe llegar a la mitad del molde del cheesecake, no más).
-Hornea durante 25 minutos a 160ºC, luego reduce el fuego a 140 °C y hornea durante otros 55 minutos más o hasta que el pastel haya subido casi al doble de su altura original y comience a verse doradito.
-Retira del horno, retira del molde, decora con azúcar glass y acompaña con crema montada.