Coatzacoalcos | 2022-05-21 | Angélica López Martínez
Caminar por las calles del viejo Puerto México es perderse un momento entre las palpitaciones de una joven ciudad que puja por el progreso, mientras intenta conservar apenas un halito de la vieja historia de su nacimiento en la ribera del río Coatzacoalcos. Milenaria historia sujeta al regreso prometido de la Serpiente Emplumada, a las andanzas de Malinalli y al arrojo del conquistador que vino a escribir nuestra historia haciéndonos mestizos.
En las últimas dos décadas el crecimiento de la ciudad y puerto de Coatzacoalcos ha sido sumamente vertiginoso, desarrollo que despuntó a finales del Siglo XX con la llegada de la primera plaza al conclave comercial del poniente.
Posteriormente, comenzó la invasión de cadenas de autoservicio, almacenes departamentales y restaurantes de novedosas franquicias que se acomodaron en las variadas plazas atiborrando de artículos a los porteños; así como sucursales de reconocidos hoteles de categoría 5 estrellas, los cuales eligieron ubicarse cerca de las zonas comerciales.
Hoy en día, este nuevo Boom comercial en Coatzacoalcos experimentó grandes pérdidas debido a la pandemia de Coronavirus del 2020 y 2021, obligando a muchos negocios a bajar definitivamente las cortinas, al mismo tiempo que la forma de comprar del porteño promedio emigró al comercio online.
En este 2022, el progreso de nuevo llama a la puerta de Coatzacoalcos, a través de los megaproyectos primordiales de la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador, con los cuales nuestro municipio puede transformarse en eje económico de la zona sureste del país a través del ambicioso Corredor Interoceanico y el Ferrocarril del Istmo, ambos ya visionados por el presidente Porfirio Díaz en el Siglo XIX, y tal parece que ahora sí, por fin ha llegado el tiempo no solo de nuestro viejo Puerto México sino del país entero.
Ha llegado la hora señalada para el despeje por fin.
Pese a todo este futuro promisorio, los modestos orígenes de esta ciudad que a finales de 1890 no era más que un caserío y una guarnición militar, no son soslayados por los porteños de corazón, quienes no olvidan los sitios de esparcimiento y convivencia social que nos han dado identidad propia.
El Malecón Ribereño, el Museo del Faro en Allende, el Parque Independencia, la vieja Iglesia de San José, hoy convertida en bella catedral, así como el boulevard Ávila Camacho, donde alguna vez existió el Barrio Chino y hoy en día subsiste el Barrio Bravo de las Escolleras, que todavía da hogar a los herederos de aquellos pescadores que fundaron las primeras cuadras de Díaz Mirón y Madero, son algunos de esos sitios.
No debemos olvidar que en el sitio que cobija los recintos de la Armada y el Ejército Mexicano alguna vez se erigió el fuerte militar que defendía la provincia de Huatzacoalco de los embates de fieros piratas, tales como el célebre Lorencillo quien en el Siglo XVII incendiará el incipiente puerto novohispano.
Coatzacoalcos es un pedazo de historia viva, que late en el corazón de cada habitante que no olvida el azote del inolvidable “norte” que solamente aquí ha construido su nicho aguardando por el retorno de la Serpiente Emplumada.