Coatzacoalcos | 2020-04-22 | Miralda Cadena
En medio de la contingencia sanitaria y todo lo negativo que ha provocado en el mundo, Emelyn Domínguez, una joven madre de familia de Coatzacoalcos creó el cuento titulado ‘Los Niños del COVID-19’, apoyada en las ilustraciones de María Luna Mesén, dibujante y psicóloga.
Con el proyecto buscan explicar a chicos y grandes el porqué del aislamiento domiciliario voluntario que se vive en el país y en el mundo entero.
La autora del cuento fue inspirada por su hijo menor, ya que contó que cumpliría cinco años, y al esperar como muchos niños su tradicional festejo en el aula de clases junto con sus compañeros, eso no podría ser posible, por lo que nació en ella la inquietud de explicarle el motivo creando para él el cuento que a la fecha se ha vuelto viral en la localidad.
“Mi niño ya tenía casi preparada su fiesta en el kínder como muchos niños y de repente surge la situación de la pandemia, como una semana
antes y cómo le explico, y me daba vueltas la cabeza y empecé a buscar cuentos, libros para poderle explicar pero me di cuenta que todo era muy técnico y no le llaman a él mucho la atención, entonces en una de esas noches en las que ahorita tenemos de insomnio y ansiedad y todo ese tipo de conflictos que pensamos en todo lo negativo le escribí el cuento”, expuso.
La también comunicadora mencionó que al haber concluido el texto y compartirlo a su hijo notó que necesitaba ser ilustrado al ser un cuento para niños y hasta jóvenes, por lo que solicitó apoyo mediante las redes sociales y fue que se sumó María Luna Mesén.
“Ella me dijo que quería participar y al verlo terminado nos dimos cuenta que debía ser compartido gratis, no pensamos que llegará tan arriba, incluso la página de Padres Prematuros fue la primera en hacerlo en vídeo y se comenzó a compartir por 5 mil, 10 mil y hasta 20 mil veces”, precisó.
El cuento abarca más de un tema como el cuidado al medio ambiente, además es un reconcomiendo para el personal de la salud como doctores y enfermeras al ser los héroes en medio de la contingencia sanitaria; y un mensaje de esperanza de que todo va a acabar pronto.
UNA PUERTA A LA INCLUSIÓN
Emelyn, expreso estar muy contenta con el resultado, pues además su cuento se está encaminado a la inclusión, ya que está en sus planes que sea traducido al lenguaje de señas con un audiolibro; y prevén que en próximas fechas llegue a ellas el apoyo para que sea impreso.
“Incluso hace unos días me llegó un correo de una abuelita de un niño autista y me decía que muchas gracias por haber compartido el libro, que a su nieto le había gustado mucho; llegar a un niño autista son palabras mayores como dicen”, agregó.
LA SINTONÍA LA PIEZA PERFECTA
Por su parte María Luna Mesén, psicóloga, dibujante y pintora, añadió que su aportación ilustrando el cuento fue posible gracias la sintonía que existió entre ambas, además que le gustó mucho e incluso despertó en ella el sentimiento.
“Yo me ofrecí y ella (emelyn) me mandó inmediatamente el cuento lo leí y me gustó mucho, me dio sentimiento y lo empecé a trabajar cuando tuve casi todos los cartones terminados sin color fueron anexándose otras ideas y finalmente le di color; fue un trabajo en conjunto muy padre pero lo bonito es que estábamos en la misma sintonía”, aseveró.
También es madre de familia de un adolescente, pero debido a que es sicóloga sabe lo positivo que puede ser un cuento para explicarles a los niños el porqué del confinamiento.
“Mi hijo tiene 13 años pero todavía como que no le cae el 20 de la gravedad del asunto; y este cuento tiene la intensión de que los niños se sientan héroes con el simple hecho de quedarse en casa, pero igual creo llega a todas las edades, pues hemos visto que el mundo está volviendo a sanar cuando nosotros dejamos de contaminar porque se ha dejado de salir en los carros, tirando basura, esto es algo histórico que quedará para la posteridad”, concluyó.
Es preciso mencionar que el cuento consta de 13 cartones ilustrativos, uno es la portada y 12 los dibujos que incluyen la narrativa de la historia; fue creado en un lapso de alrededor de dos semanas, bajo la inspiración del hijo mayor de Emelyn cuando era sólo un niño.