Xalapa | 2022-03-30 | Jesús Ruiz
La violencia contra los menores ha escalado a raíz de la pandemia de covid-19 y el confinamiento obligatorio, siendo en el puerto de Veracruz la incidencia más alta, pues al mes se están reportando alrededor de 30 niños, niñas y adolescentes agredidos, confirmó la secretaria ejecutiva del Sistema Nacional para la Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes (SIPINNA) en Veracruz, María del Pilar Villafuerte.
En términos generales, sostuvo que el aumento fue 20 por ciento en todo el territorio, siendo la violencia física la que más se ejerció contra los niños.
“Siempre ha habido violencia, lamentablemente la mayoría han sido padres jóvenes. En verdad que desde muy jóvenes han estado al frente de una familia y ese es el problema, la mayoría son los progenitores y los padrastros también”, acotó.
Indicó que la mayoría de los casos en los que intervienen o toman conocimiento derivan de denuncias anónimas, mismas que tienen que ser corroboradas con los procuradores de la defensa del menor.
En ese sentido dijo que algunas son descartadas por ser mentira y otras porque no son consideradas como violencia.
Afirmó que derivado de ese trabajo con los procuradores, se giran medidas de protección a la Fiscalía y esta emite las consideraciones pertinentes dependiendo del caso, en favor de los menores, que algunas veces es el resguardo con otros familiares.
Agregó que la violencia se observa con mayor frecuencia entre menores de siete a 16 años y la mayoría de las víctimas son niñas, porque “desafortunadamente los padrastros abusan de ellas”.
La funcionaria agregó que se tienen detectados municipios en donde la violencia se ha incrementado; además de Veracruz, también figuran Xalapa y Coatzacoalcos.
“El que más nos está impactando es el municipio de Veracruz porque aproximadamente 30 niños, niñas y adolescentes al mes. Estamos en coordinación con las procuradurías porque ellos dan seguimiento”.
Finalmente, informó que SIPINNA acudirá a los municipios principalmente de la zona serrana como Zongolica, Mixtla de Altamirano y Orizaba para trabajar de la mano con los ayuntamientos para erradicar usos y costumbres, que más que un correctivo terminan violentando a los menores.