El hogar de Don Carlos son las calles de Coatza; lo acompaña su 'Sombra'

Coatzacoalcos | 2020-09-09 | Amayrani Abad

En un pequeña casita elaborada con láminas recicladas y lonas, habita el señor Carlos González Díaz de 75 años de edad.

En su humilde vivienda, pasa los días en compañía de su mascota llamada Sombra, su amiga fiel en los últimos dos años.

"Yo mismo levanté esta casita, en una ocasión me la tiró un viento de norte, pero Don Jorge, el dueño me dijo que la volviera a levantar y aquí me he mantenido, hace diez años me regalaron a mi perrita y es mi compañera de vida", dijo.

Desde hace 20 años ha vivido en estás condiciones, pues se crío con una tía en Torreón Coahuila y al cumplir la mayoría de edad decidió emprender su propio camino.

Lleva 20 años durmiendo en la calle.

En el año 2000 el dueño de la tradicional Coctelería el Caperuso ubicada frente al paso de las lanchas en el puerto de Coatzacoalcos, le permitió improvisar un espacio para descansar.

Sin embargo, solo permanece durante el día, ya que al caer la noche se cierra el local y para evitar quedarse encerrado don Carlos prefiere dormir en los bajos del edificios de ferrocarrileros, ubicado en avenida Ignacio de la Llave y regresar al siguiente día.

"Llevo más de 20 años durmiendo en ese espacio, no tengo a nadie, siempre he estado sólo, mi vida ha sido muy difícil desde que estaba en el vientre de mi madre que aún se encontraba pequeña", recordó entre lágrimas de tristeza.

El abuelito indicó que personas de buen corazón le han ofrecido un lugar donde vivir sin embargo, nunca ha aceptado pues aseguró que ya se adaptó a su forma de vida.

"No, fíjese que ya me acostumbré, un amigo me ofreció un espacio en Chinameca y otra persona aquí en Coatza, pero sinceramente siento que no me adaptaría, ya me acostumbré a vivir en la calle, gracias a Dios la gente me ayuda", comentó.

Es una persona agradecida y amable.

A pesar de que su entorno está rodeado de pobreza y limitaciones, Carlos no le reprocha nada a la vida, por el contrario siempre tiene una sonrisa en el rostro y gratitud para quienes le dan la mano.

En su juventud trabajó como estibador para ganarse la vida. 

Hasta hace algunos años trabajaba como estibador, pero debido a lo pesado y por las condiciones de su edad decidió dejar el empleo y desde entonces siempre ha buscado la manera de llevar el pan de cada día honestamente a su mesa.

Vive del apoyo de la ciudadanía altruista.

Actualmente vive del apoyo que le proporciona la gente altruista que lo ve en compañía de su perrita, en la farmacia que se ubica frente al parque independencia.

Pese a no tener un lugar digno donde pasar sus últimos años, eso no es motivo de preocupación para Don Carlos, pues lo único que él desea es tener el alimento diario para él y para su perrita sombra.

"Lo único que yo le pediría la ciudadanía es que si me ven y quieren apoyarme con una moneda y croquetas para mi perrita se lo voy a agradecer mucho, es lo único que necesito ... si ustedes me quieren apoyar con eso se los agradeceré con el corazón", reiteró.

El ancianito sólo pidió a la población que no lo discriminen por su apariencia y por las condiciones en las que vive.

Quienes deseen apoyar al señor Carlos y a su perrita pueden ubicarlo en el negocio antes mencionado y frente al parque Independencia en el puerto de Coatzacoalcos.

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