Coatzacoalcos Ver. | 2022-05-23 | José Lemarroy Carrión (QEPD)
En 1972, con motivo de los 450 años de la fundación de la Villa del Espíritu Santo, la fecha fue el tema de investigación entre las personas interesadas en la historia, entre las cuales estaban don Ramón Figuerola Ruiz y el licenciado Roberto Bencomo Estrada, quienes ya desde mucho antes trabajaban en eso; para ello contaban con la amplísima biblioteca del licenciado Bencomo y muchas relaciones personales de amigos eminentes como el profesor José Luis Melgarejo Vivanco, Alfonso Medellín Zenil, Roberto Williams García y Gutierre Tibón entre otros, que estuvieron varias veces en este puerto.
Se aceptó que la fuente verídica estaba en la Historia de la Conquista de la Nueva España de Bernal Díaz del Castillo y que la fecha estaba en relación con la celebración de la Pascua del Espíritu Santo, la cual siempre ha sido una fiesta movible y conmemora el descenso del Espíritu Santo sobre los Apóstoles, cincuenta días después de la Pascua de Resurrección, con lo cual adquirieron ellos la luz de la expresión y comprensión: podían ser entendidos en el idioma de quien los escuchara, cualquiera que fuera ese; fue el don de lenguas.
También se llama Día de Pentecostés, del griego pentekostós, pentekostos, quincuagésimo, Shavuos en hebreo, correspondiente al festejo del despertar de la tierra a la fertilidad, siete semanas después de la ofrenda al Templo de una medida de semillas, un omer de cebada. Es el mismo día de la revelación del Sinaí, y del descenso del Espíritu Santo sobre los Apóstoles. Es la Pascua del Espíritu Santo.
Había que investigar: en qué fecha cayó el Domingo de Pentecostés de 1522.
Don Ramón pidió al Obispo de la Diócesis de San Andrés Tuxtla, doctor don Arturo A. Szymanski, quien asistía al Concilio Ecuménico II, su ayuda al respecto. Don Ramón hizo esta consulta mucho tiempo antes, diez años antes; la carta de respuesta está fechada en Roma el 23 de octubre de 1962 y dice:
“En respuesta a su consulta sobre la fecha en que cayó el lunes de Pentecostés del año de 1522, le informo que, consultando el Calendario Perpetuo Universal de la Iglesia en el Archivo del Vaticano, aquí tiene usted su dato: La Pascua de Resurrección del año de 1522 fue el domingo 20 de abril, así que Pentecostés fue el domingo ocho de junio, día que se llama Pascua del Espíritu Santo, y el lunes después de Pentecostés fue el día nueve de junio”.
El Domingo de Pentecostés, o sea la Pascua del Espíritu Santo de 1522, ocurrió el día 8 de junio.
Contaba don Ramón que cuando recibió la carta, se encontraba en su oficina el representante de las Naciones Unidas en México, el doctor don Miguel de Albornoz y al mostrársela, le dijo: “me ha dado usted una fuente muy valiosa, pues en las Naciones Unidas frecuentemente tenemos problemas como éste y dificultades para resolverlos, debido a los cambios de calendario, pero ahora, ya sé adónde debemos dirigirnos”.
Teniendo ya la fecha del Día de Pentecostés, o sea el Día de la Pascua del Espíritu Santo, los problemas siguieron con la interpretación del texto de Bernal Díaz del Castillo; él relata que después de pasar una región admirable en clima, vegetación y en todo, la región de Los Tuxtlas, llega a la margen izquierda del río Guazacoalco: “y enviamos a llamar a los caciques de aquellos pueblos que eran cabeceras de aquellas provincias y estuvieron tres días que no vinieron ni enviaron respuesta” lo que les hace creer que estaban “de guerra”, en lo que no estaban muy equivocados, pues de paz no estaban, ni contentos. “Y después —dice— tomaron acuerdo de venir de ahí a cinco días y trajeron de comer y oro y joyas y dijeron que cuando quisiéramos pasar, que ellos traerían muchas canoas grandes”. Y Sandoval se los agradeció mucho y tomó consejo con algunos de nosotros si nos atreveríamos a pasar todos juntos de una vez en todas las canoas; y lo que nos pareció y aconsejamos, que primero pasaran cuatro soldados y que viesen la manera que había en un poblado que estaba junto al río y que mirasen y procurasen de inquirir y saber si estaban de guerra, y antes que pasásemos, estuviera con nosotros el cacique mayor que se dice Tochel (o Tochtecutli). Y así fueron los cuatro soldados y vieron todo a lo que les enviamos y se volvieron a dar relación a Sandoval cómo todo estaba de paz, y aún vino con ellos el hijo del mismo cacique y trajo otro presente de oro, aunque no de mucha valía”.
Luego siguió el motivo de la polémica: que si fue el mismo día o el día siguiente. Bencomo tomó partido por el ocho y don Ramón por el nueve, lo cual hasta fue festinado por la prensa; recuerdo un pie de foto que decía: “Don Ramón dice que fue el nueve pero ya Ben cómo no”.
Dice Bernal Díaz del Castillo: “Primero pasaron el río cuatro soldados que fueron de observadores y volvieron con la relación de que todo estaba de paz, y vino con ellos el hijo del mismo cacique Tochel. Entonces le halagó Sandoval y le mandó que trajesen cien canoas atadas de dos en dos, y pasamos los caballos un día después de la Pascua del Espíritu Santo; y poblamos en el pueblo que estaba junto al río, y era muy bueno para el trato de la mar, porque está el puerto de allí a cuatro leguas río abajo; y le pusimos nombre la Villa del Espíritu Santo. Y pusimos aquel sublimado nombre, lo uno, porque en Pascua Santa del Espíritu Santo desbaratamos a Narváez, y lo otro, porque el santo nombre fue nuestro apellido cuando lo prendimos y desbaratamos. Y lo otro, pasar aquel río en ese mismo día y porque todas aquellas tierras vinieron de paz sin dar guerra; y allí poblamos toda la flor de los caballeros y soldados que habíamos salido de México a poblar con Sandoval”.
Bencomo imagina la ceremonia, el esplendor de la vegetación y el río, los conquistadores victoriosos y la angustia y frustración de los indígenas, con la presencia de un niño de más de un año de edad, de color más claro, llevado por la joven madre que busca entre los soldados al padre de su hijo, inútilmente, pues Diego de Ordaz no estuvo en esta expedición.
Volvemos a 1972; en un platillo de la balanza está: “y pasamos los caballos un día después de la Pascua del Espíritu Santo”; y en el otro: “pasar aquel río en ese mismo día”.
Se gastó mucho tiempo en pláticas, consultas con eruditos, discusiones, publicaciones y se concluyó que, por el hecho de “pasar aquel río en ese mismo día”, el Día de Pentecostés, o sea el Día de la Pascua del Espíritu Santo, que fue el día ocho de junio de 1522, se tomó esa fecha y por eso se mandó a hacer así la placa conmemorativa que se descubrió en ceremonia solemne el día ocho de junio de 1972.
Influyó mucho el nombre, que está indicando la fecha, el Día de la Pascua del Espíritu Santo; se llamó así porque fue dedicado a esa fecha; no se podía ignorar que toda la dedicación, la devoción y la fe se relacionaban con el 8 de junio de ese año, no otro día; el nombre lo estaría diciendo siempre.
No se consideró en 1972 la posibilidad de tomar el Día de Pentecostés como fecha de celebración; es el séptimo domingo después de Semana Santa, que habría sido una fecha movible pero no hubiera dado lugar a discusiones; cada año viene marcado en el calendario como Domingo de Pentecostés, como aquel de 1522 en que fue fundada la Villa del Espíritu Santo.
Me contaba el licenciado Bencomo que platicando con el profesor Melgarejo, a una pregunta sobre la otra frase: “y pasamos los caballos un día después”, el profesor respondió: “Pues esa fecha que la celebren los caballos”.
Fue así como se tomó la decisión de considerar, como buena, esa fecha de la fundación de la Villa del Espíritu Santo, el ocho de junio de 1522.
Gutierre Tibón, quien estuvo en Coatzacoalcos en 1972, para dilucidar la fecha de fundación de la villa.
Crédito de foto: Tomado del libro Memoria Oral de Coatzacoalcos
Diego de Ordaz, el que hizo el primer reconocimiento del río de Guatzacoalco.
Crédito de foto: Tomado del libro Memoria Oral de Coatzacoalcos
LAS FECHAS CLAVES DE COATZACOALCOS
Después hubo otras fechas: el 8 de octubre de 1825 el nombre de Coatzacoalcos pasó a la Congregación de La Barra en la esquina del río con el mar; en esa fecha don Guadalupe Victoria firma el decreto de la Fundación del Puerto donde ahora está la ciudad. El 29 de julio de 1826 se decretó repoblar la Villa del Espíritu Santo a la cual, el 28 de abril de 1827 el Congreso del Estado le dio el nombre de Barragantitlán, en honor del gobernador Miguel Barragán, durante cuya gestión se borró el último reducto de la dominación española en San Juan de Ulúa y después fue Presidente de la República. En diciembre de 1881 se hace municipio libre. El 2 de julio de 1900, siendo gobernador del Estado don Teodoro A. Dehesa, el puerto recibe la categoría de Villa con el nombre de Puerto México. El 1° de julio de 1911, con don León Aillaud lo eleva a la categoría de ciudad. Y el 8 de diciembre de 1936, con don Miguel Alemán Valdés como gobernador y el general Lázaro Cárdenas, como presidente, recupera el nombre de Coatzacoalcos.
(Tomado del libro Memoria Oral Memoria Oral de Coatzacoalcos, 2003)