Tlacotalpan | 2023-02-01
Aunque la mirada de los primeros dos ejemplares que ingresaron al encierro de toros, como parte de los festejos en las Fiestas de la Candelaria era de desconcierto y temor, ante el fustigamiento de decenas de jóvenes que “toreaban” al animal, esto pasó desapercibido para seguir con lo que marcó el programa este día 1 de febrero.
Los tímidos ejemplares solo atinaron a arrinconarse, ante las insistentes provocaciones de jóvenes que con trapos de todos colores y tamaños lanzaban latigazos a la cabeza de los animales para provocarlos y causar la estampida hacia la multitud.
Sin embargo, los animales no reaccionaban y seguían temerosos ante el acoso. De repente se armó la corretiza, cuando en el lado opuesto del gran corral instalado en el corazón de Tlacotalpan, un toro se dejó ir con gran impulso sobre la multitud.
Y es que el toro pegó la carrera solo para acudir al lado de los dos primeros ejemplares que permanecían arrinconados, en una de las esquinas del área destinada para realizar el encierro de toros.
Una vez que llegó junto a los otros dos animales, los tres avanzaron en sentido opuesto, a toda velocidad, para huir del hostigamiento colectivo, lo que provocó lo que los jóvenes buscaban, el corre-corre ante la embestida de los toros, que a todas luces no fue para corretear a la multitud, sino para escapar de ella.
Los más osados lugareños se atrevieron a tocar la cara de los animales e incluso agarrarlos de los cuernos, aplaudirles muy cerca de los ojos, a manera de provocación.
Incluso muchos de quienes participaron en esta actividad tradicional vestían de playera roja, para incitar al animal a corretearlos.
Otros más con zarapes en mano, a manera de capa, toreaban a los ejemplares y hasta bailaban, sin lograr el efecto que buscaban.
Del otro lado del corral, una docena de jinetes a caballo estaban listos para intervenir ante cualquier situación que pudiera suscitarse, pues con los toros nunca se sabe, por supuesto que como cualquier ser vivo, ante las agresiones pueden reaccionar de manera inesperada, sin embargo, todo pasó sin mayor incidente.
Los otros tres ejemplares, de igual manera salieron a ser parte del fustigamiento colectivo para diversión de unos cuantos que gustan de esta tradición, que esta vez contó con cerca de un centenar de voluntarios que cuidaron que los animales no fueran maltratados, pues de acuerdo a algunas leyendas que se dejaron ver por la ciudad, "en Tlacotalpan se cuida al toro".
/fp