Xalapa | 2024-12-06
La activista feminista Concepción Hernández Mijangos instó a que la frase "Tiempo de mujeres" no se limite a ser un eslogan político, sino que se traduzca en cambios para combatir la violencia y la discriminación que enfrentan muchas mujeres en México.
Durante la presentación de su libro "Primavera Comunitaria. El protagonismo de las mujeres y el despertar de la conciencia" en el Congreso del Estado, señaló que esta coyuntura sociopolítica debe aprovecharse para impulsar la justicia social.
"Que no sea un eslogan, ´es tiempo de mujeres´ y que ahora también sea tiempo de mujeres y sin violencia", subrayó.
Hernández destacó que los servidores públicos tienen la responsabilidad de acercarse a las comunidades y trabajar desde el terreno.
"La invitación y la convocatoria es a innovar desde los territorios y no estar en los escritorios, salvo necesidades de trabajo, por supuesto, pero sí es importante ir para allá", señaló.
La autora insistió en que los cambios reales deben construirse desde las comunidades, promoviendo la igualdad de oportunidades entre hombres, mujeres y jóvenes.
Además, destacó que el liderazgo de figuras como Claudia Sheinbaum y Rocío Nahle debe ir acompañado de resultados.
"Que haya más justicia social, donde realmente se haga justicia a todas estas situaciones difíciles que se presentan (...) Es una coyuntura ahorita sociopolítica para poder avanzar en estas situaciones, de que nos visibilicemos las que hemos estado invisibilizadas, porque finalmente con el patriarcado perdemos todos, mujeres y hombres", afirmó.
Con más de cinco décadas de trabajo en comunidades, Hernández reiteró la importancia de no limitar el ejercicio público a tareas administrativas.
"No acepto estar solo en una oficina. Si voy a salir a la comunidad, a platicar con la gente y transformar algo, acepto. Si no, no", expresó. Durante su tiempo en el Instituto Veracruzano de las Mujeres, participó en la creación de la Ley Estatal para la Igualdad de Mujeres y Hombres, un esfuerzo que describió como "arduo pero enriquecedor". "La parimos en nueve meses", recordó, destacando el trabajo colaborativo con mujeres de diversos sectores.
En municipios como Tatahuicapan, relató las dificultades que enfrentan muchas mujeres, desde la pobreza extrema hasta problemas de salud.
"Lo que más me dolió fue no poder ofrecerles algo más que palabras. Por eso comenzamos a investigar qué podíamos hacer por ellas", explicó, haciendo énfasis en la necesidad de acciones concretas para mejorar sus condiciones de vida.
Hernández también hizo un llamado a sistematizar las experiencias para garantizar que el conocimiento generado se conserve y se utilice como base para futuras acciones.
"Hay que escribir lo que hacemos. Si no, el trabajo queda en el aire", señaló. Entre los proyectos que lideró, mencionó el modelo de "senderos seguros" desarrollado en 2014, enfocado en estudiantes de secundaria en zonas de alto riesgo.
Aunque años después iniciativas similares fueron implementadas en otros contextos, defendió la importancia de compartir y adaptar las metodologías. "La ciencia y las metodologías no son exclusivas de nadie. Para eso son, para compartirlas y construir desde ahí".
La activista hizo un llamado a la sororidad como principio para fortalecer los liderazgos femeninos. "A los liderazgos les convendría mucho poner en práctica la sororidad, no como simulación, sino con convicción", expresó.
En la presentación, realizada en el Congreso del Estado, participaron como comentadoras las feministas Mónica Robles Barajas, Patricia Ponce Jiménez, Yolanda Olivares Pérez y Gloria López Mora.
En la sesión, Mónica Robles Barajas, reconoció la labor de Hernández como pionera en visibilizar las contribuciones femeninas a la vida comunitaria y su impacto en la lucha por la igualdad.
"Conchita nos muestra la importancia de hacer visible el aporte de las mujeres a través de una radiografía propia, que en muchas ocasiones se ha convertido en una energía colectiva transformadora de sus vidas y su entorno", señaló Robles.
Robles Barajas subrayó los aportes de Hernández al liderazgo femenino y la ciudadanía, enfatizando su definición como una capacidad de convocar, motivar y organizar procesos colectivos.
"Las líderes, nos dice Conchita, poseen capacidad de convocatoria, utilizan la fuerza de la palabra caracterizada por un rasgo convincente y motivador", añadió la comentarista, quien también destacó experiencias comunitarias narradas en el libro como ejemplos del impacto social de estos liderazgos.
La comentarista agregó que el libro no solo documenta las historias de transformación, sino que también sirve como un manual para la incidencia comunitaria.
"No es solo un libro para leer, sino también un manual de consulta que nos guía en la rigurosa metodología de un trabajo de incidencia en el desarrollo comunitario desde el territorio, maravillosamente enriquecido por Conchita con profundas reflexiones sobre el significado de comunidad versus el individualismo", agregó.