Boca del Río | 2024-03-18
Los ojos de Yaretzi Hernández García escucharon en el corazón los aplausos que el "monstruo" del Centro Acuático Leyes de Reforma le tributó para manifestarle su orgullo y reconocer la familia acuática, su ejemplo de vida.
Hernández García, de 18 años, tiene discapacidad auditiva, además, no cuenta con las extremidades superiores, sin embargo, nada de eso fue impedimento, como en su vida diaria, de participar en el 32 Torneo Álvaro Armas, al lado de deportistas convencionales.
La voz de Luis Hernández Zamudio, maestro de ceremonias del citado torneo, se escuchó a través de los altavoces, pidió amablemente a los asistentes, tributarle un aplauso a Yaretzi Hernández con el lenguaje de señas mexicana, mientras que la paranadora, ayudada por su mamá Perla García, salía de la alberca por uno de los costados.
Entonces, el "monstruo" del Centro Acuático Leyes de Reforma se puso de pie, extendió sus brazos y agitó sus manos, en torno a la piscina, sus compañeros de deporte, le aplaudían, reconocían su ejemplo.
Yaretzi extasiada, emocionada, recorría con sus ojos el Centro Acuático Leyes de Reforma, para escuchar sus aplausos, para sentir como la abrazaba la familia acuática, para sentir el calor de los veracruzanos.
Yaretzi Hernández García es paranadadora clasificación S5, es integrante de Aquaris Centro de Desarrollo Acuático y entrena en el deportivo Sierra Hermosa, en Tecámac, Estado de México.
Su presencia en la competencia organizada por el Club de Natación Acuario se debió al conocer de la convocatoria del certamen a través del entrenador Enrique Alonso, así, su mamá Perla García, entabló comunicación con Rafael Belmonte Olivares, director de los acuarianos.
Primero, averiguar si Yaretzi Hernández García podría participar; segundo, su hija requería dar tiempos en cuatro pruebas de competencias de curso largo en el que hubiera toque electrónico y fuera competencia oficial, requisitos que cubría el 32 Torneo Álvaro Armas.
La respuesta fue afirmativa, Yaretzi tenía las puertas abiertas para ser parte de las sirenas y tritones que competirían en el Álvaro Armas.
El primer tema estaba resuelto, ahora, estaba cubrir la parte económica que hiciera posible el viaje desde el Estado de México a Veracruz, además de cubrir la cuota por cada prueba en las que fuera a competir, sobre todo, porque para la familia de la paranadadora esta competencia no estaba en sus planes.
Eso tocó el corazón de Rafael Belmonte Olivares, director del Club de Natación Acuario, de los pocos filántropos que todavía existen en el deporte veracruzano y le garantizó a la mamá de Yaretzi su participación en la competencia.
La inscripción corrió por cortesía del Club Acuario y como apoyo al grupo del entrenador Enrique Alonso.
Así, la paranadadora mexiquense Yaretzi Hernández García compitió en las pruebas de 50 metros mariposa y registró 1 minuto 02 segundos y 05 centésimas; 50 dorso con tiempo de 1 minuto 02 segundos y 22 centésimas.
Además, en 50 metros pecho con crono de 1 minuto 41 segundos y 40 centésimas; 100 metros libre con tiempo de 2 minutos 14 segundos y 05 centésimas y 200 metros libre con crono de 4 minutos 51 segundos y 36 centésimas.
Yaretzi Hernández García, al final, portó orgullosa su medalla de participación y su mirada se llevó el recuerdo grato de los aplausos que con lenguaje de señas le hizo la familia acuática, lo cual abrazó su corazón y el recuerdo grato de la hospitalidad del Club de Natación Acuario.
"Gracias profesor Rafael Belmonte, su apoyo ya es parte de esta historia; gracias a su equipo por tan magnífico evento.
"¡¡¡ Gracias a todos por sus incontables muestras de cariño, por cada palabra de aliento, por cada abrazo que nos regalaron!!! La natación une a los mejores atletas y saca lo mejor de cada ser humano", el mensaje de Perla García, mamá de Yaretzy, a Belmonte Olivares.
Aunque Yaretzi no solo práctica natación, también boxeo, anda en patineta, patines y pedalea su bicicleta. Teje y cose a mano y en máquina.
Es cierto, no es la única, hay muchas historias distintas de gente con discapacidad, solo queda el mensaje de que, la vida no tiene límites.
Yaretzi escucha con los ojos.