México | 2022-08-13
Hay un fantasma que en los últimos años ha perseguido al futbol mexicano; no nos referimos a la falta de espectáculo o de jugadores mexicanos que destaquen en la liga. Hablamos del llamado ‘grito homofóbico’, que surge de entre las tribunas cuando algo no anda bien en el encuentro.
Porras locales y visitantes lo han usado por igual; y ni hablar en los partidos de la Selección Mexicana cuando van atrás en el marcador o el equipo de plano ‘no da una’.
Esto ha derivado en que la FIFA, máximo organismo del futbol, haya armado todo un protocolo para tratar de erradicarlo. Sin embargo, y pese a las multas y advertencias de dejar fuera al ‘Tri’ del mundial, de poco ha servido.
Cuentan medios deportivos que esta expresión comenzó como algo inocente, y muy lejos del futbol. Originalmente era usado en los 80 durante encuentros de futbol americano infantil en Monterrey, cuando los fans de Potros gritaban “Ehh, pum” en la patada inicial; los Borregos del Tec luego lo adoptaron como propio.
El paso al futbol era algo natural, y comenzó a escucharse en algunos partidos de los Rayados de Monterrey. Pero no fue sino hasta un clásico tapatío en 2003 cuando el famoso grito tomó su actual y peyorativa forma.
La porra del Atlas fue la ‘responsable’ del cambio en el “pum” a “pu….”; cada que Oswaldo Sánchez (canterano rojinegro pero que para ese entonces jugaba en Chivas) despejaba un balón, los atlistas entonaban esta expresión.
Aunque ahora poco lo dicen, las televisoras normalizaron la expresión y abrían los micrófonos en cada despeje para que este se escuchara; de la Liga pasó a los juegos de la Selección y llegó a escucharse en los mundiales de Alemania 2006 y Sudáfrica 2010, sin mayores aspavientos de FIFA.
No fue sino hasta Brasil 2014 donde al parecer la FIFA se tomó en serio la situación. Comenzó una investigación tras la presencia del grito en el partido inaugural contra el anfitrión pero este no prosperó. Nada cambió rumbo a Rusia 2018, y aunque sí se dio una multa de casi 400 mil pesos, la FMF no hizo mayores cosas para tratar de disminuir lo que llamaban “una expresión de muchos años”.
Para ese entonces, gritos racistas y otras muestras de intolerancia eran pan de cada día en diversos estadios del mundo, lo que llegó a la FIFA a tomar medidas extremas en muchos casos.
No fue sino hasta que se amenazó a la Federación con dejar a México fuera del Mundial cuando se tomaron las cosas en serio, lo que ha llevado a diversas campañas para tratar de eliminar el grito en los estadios, incluso el intento de crear un Fan ID para identificar a los asistentes, y si son sorprendidos gritando, podrían ser vetados de la Liga de por vida o de mínimo multados.
De poco han servido las acciones emprendidas por las autoridades, que en su momento dejaron crecer una expresión que si bien parece inofensiva, tiene una alta carga peyorativa para un grupo de personas. La Selección ya está en Catar, aunque el fantasma del grito sigue rondando en las tribunas, esperando el momento para hacerse presente, ante una liga que no pasa de las buenas intenciones para tratar de erradicarlo.