Veracruz | 2024-01-15
Existe una investigación muy completa sobre los crímenes de periodistas en el estado de Veracruz realizada por la organización Artículo 19, quien la centra de manera significativa sobre la forma como desaparecen a los reporteros, porque primero los masacran y después arrojan los cuerpos con un claro mensaje que atenta en contra de la libertad de expresión.
Los responsables directos de estos cruentos asesinatos los enfocan hacia el crimen organizado y funcionarios del gobierno, en algunos casos figuran como autores intelectuales actores de la iniciativa privada relacionados con la política.
Entre los casos más sonados está el de la reportera de Proceso Regina Martínez ocurrido en la ciudad de Xalapa. Un buen número de estos hechos ocurrieron durante el gobierno de Javier Duarte.
Siete de las últimas víctimas fueron decapitados y sus cuerpos fueron desmembrados. En el porcentaje del total de estos violentos crímenes el 41 por ciento fueron descuartizados, con ello, querían mostrar el gran odio que existe en contra de los comunicadores veracruzanos, no perdonan que se les señalen sus errores o se les critique en el caso de los servidores públicos.
Para las mafias de narcotraficantes establecidas lo que exigen es un silencio total sobre sus ilícitas actividades. La complicidad de los actores privados en estos actos es que se molestan y se irritan al grado de quererse vengar cuando se les exhibe como inmorales en su vida personal o cuando cometen descarados actos de corrupción, son en la mayoría destacados miembros de la mafia de cuello blanco quienes no permiten que se pierda en ningún momento su respetabilidad.
Es Veracruz uno de los estados que más preocupa por la violencia que existe en contra de los periodistas locales y de acuerdo al estudio realizado por Artículo 19 en todos los casos existen indicios muy claros de tortura. Los cuerpos de las víctimas fueron expuestos en lugares públicos, quieren exhibirlos y con ello hacer notar su presencia, solo hay dos casos que fueron enterrados.
Sobre el escándalo provocado por el reparto del hueso entre la alianza entre el PRI y el PAN que se diera a conocer sobre la elección del gobernador priista de Coahuila, Manolo Jiménez, y que éste no les cumpliera en el pacto de entregar al partido de la derecha varias secretarías, las principales alcaldías y un sinnúmero de cargos públicos, hasta notarías, la razón que el gobernador aduce y que por eso se negó a cumplir es que los del blanquiazul ofrecían a cambio obtener el 20 por ciento de la votación estatal y lo único que lograron fue el 6 por ciento. Demostraron que no tienen fuerza como partido los panistas y se exhibieron en el ridículo que van hacer en las elecciones federales del mes de junio.
El colmo del cinismo es que lo hizo público su líder nacional Marko Cortés.