Veracruz | 2022-09-10
Entendemos como Desarrollo Rural al proceso de crecimiento equilibrado, integrado y autosostenible destinado a mejorar las condiciones de vida de la población local a través de cuatro dimensiones: económica, sociocultural, político administrativa y medioambiental. Debe de ser un proceso dirigido por los actores locales para construir una territorialidad específica en coordinación con instituciones y organizaciones.
Según el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas (DAES), a lo largo y ancho del mundo, cuatro de cada cinco personas que se enfrentan a condiciones de extrema pobreza viven en entornos rurales. En las ciudades, 5.3% de las personas sufren de pobreza extrema, mientras que esta cifra alcanza el 18% en el caso de los habitantes de zonas rurales.
Lo rural no es únicamente una delimitación geográfica, sino que se refiere a territorios con poblaciones de baja densidad, comprende un conjunto de personas, territorio, culturas y actividades diversas, que sirve de amortiguador y de espacio regenerador para el equilibrio ecológico.
Los patrones actuales de desarrollo rural están demostrando no ser adecuados a la hora de proteger la salud del planeta. Muchas zonas rurales se están viendo afectadas por degradación y contaminación del agua; la pérdida continua de bosques y de vida salvaje agrava aún más los cambios de clima y aumenta la frecuencia de enfermedades zoonóticas, como es el caso del COVID-19. Además, el cambio climático, está provocando efectos cada vez más adversos sobre la agricultura y las economías rurales, dando lugar por tanto a un círculo vicioso.
Esta política pública debe construirse además con la participación amplia de productores, organizaciones y de especialistas en el tema, ya que hoy en día la agenda del sector se ha dictado con un profundo carácter clientelar y con base a demandas emergentes de las organizaciones y grupos de presión, y no obedeciendo a una visión de largo alcance.
El replantear el Desarrollo Rural, es ponerlo en el centro de la atención, poner fin a la desigualdad en las zonas rurales y conseguir el desarrollo rural sin dejar de conservar el medio ambiente, tiene que verse como el proceso que combina el incremento de la producción con una más justa distribución del ingreso y la riqueza; donde coexistan mecanismos de respeto y renovación ambiental para proteger los activos naturales, reduciendo con ello los eventuales impactos negativos del crecimiento sobre el medio ambiente.
La desigualdad creciente entre ciudades y áreas rurales se hace evidente en el acceso a la educación, la salud y otros servicios públicos. La gente que vive en las zonas rurales también es más probable que se tengan que enfrentar abusos de derechos humanos, desigualdad de género, condiciones laborales pobres y violación de los derechos territoriales de los indígenas, estas desigualdades dan lugar a descontento rural, polarización e intranquilidad.
Se necesita replantear urgentemente el desarrollo rural para lograr los compromisos de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Las estrategias y patrones actuales de desarrollo rural no están cumpliendo con los Objetivos socioeconómicos o ambientales de esta Agenda.
#CambiaUnaAcciónCambiaTodo.
/pn