¡Qué bonita es esta vida!

Polos del deporte

Veracruz | 2024-01-23

En el corazón de la afición rayada, se teje una trama de pasión, colores y momentos inolvidables. Marlene Gallegos, una devota seguidora de los Rayados de Monterrey, vivió intensamente la esencia de esta vida que tanto amaba.

El destino, sin embargo, se tornó caprichoso, teñido de dolor el día que decidió emprender su primera visita al Estadio TSM Corona, hogar del Club Santos. Un fatídico accidente en las inmediaciones de ese recinto le arrancó la vida, dejando a su paso un vacío irreparable en el corazón de la hinchada regiomontana.

El domingo 21 de enero, Marlene compartió en su cuenta de Facebook un mensaje que ahora resuena con una carga emocional desgarradora: "Ke bonita es esta vida" (sic). La imagen, capturada en la ciudad de Torreón, revela a una mujer radiante, rodeada de flores, con una sonrisa que trasciende la pantalla, como si intuyera que ese momento sería uno de los últimos en los que experimentaría la alegría de vivir.

El domingo previo al fatídico encuentro fueron un caleidoscopio de emociones para Marlene. A través de sus redes sociales, compartió su entusiasmo por ese día especial, visitando lugares emblemáticos de Torreón.

En una fotografía, se le ve en Galería Lagunas, sus alas de ángel desplegadas, simbolizando la libertad y la alegría que sentía. Otro recuerdo inmortalizado: "Mi primer viaje a Torron kn la barra rayada" (sic), donde los seguidores regiomontanos convergen en la Comarca Lagunera, horas antes del inicio del partido. La pasión por su equipo la llevó a compartir esos momentos mágicos con su familia.

El partido, para ella, era más que un enfrentamiento deportivo; era la oportunidad de crear recuerdos imborrables con su esposo e hijo, Emilio. Después de la victoria de La Pandilla, mientras disfrutaban de un elote y celebraban la alegría que el futbol puede brindar, la tragedia se abatió sobre ellos. Una camioneta, en un acto ciego de violencia, arrolló a Marlene, a su esposo y a su hijo. La dicha se desvaneció, reemplazada por el lamento y la incredulidad.

Emilio, sobreviviente de la tragedia, relató con dolor la secuencia de eventos: "Me atropellaron junto con mi papá, y porque los de Santos nos atropellaron ellos empezaron y nosotros estábamos comiendo elotes y de repente se vino la camioneta y nos atropellaron".

La camioneta, una pick up gris oscuro con placas de Texas, desencadenó el caos al circular a exceso de velocidad en sentido contrario en la antigua carretera a San Pedro. El estruendo de la colisión resonó en el alma de los presentes, marcando un antes y un después en la vida de quienes aman el futbol y vivieron la tragedia en carne propia.

Testigos presenciales describieron la escena con impotencia, mientras la camioneta, abandonada y cruel, se convertía en testigo mudo de la tragedia. En el acto violento, aficionados del Club Santos se llevaron algunos instrumentos de la caja de la pick-up.

Hasta el cierre de esta columna, el silencio de la justicia parece pesar más que el estruendo de aquel fatídico accidente. El Club Santos, al que se le atribuye responsabilidad en el caos desencadenado, aún no enfrenta sanciones por la tragedia ocurrida en el estacionamiento del estadio.

Este espacio, destinado inicialmente para rendir homenaje a Andrés Guardado en España y destacar el gran inicio de San Luis y Necaxa, se tiñe de luto y dolor. La despedida de una leyenda y los éxitos deportivos quedan en segundo plano frente a la cruda realidad que enfrenta la familia de Marlene Gallegos y la comunidad futbolística en general.

¡Qué bonita es esta vida! aunque a veces la tragedia nos confronte con la fragilidad de nuestra existencia. En memoria de Marlene Gallegos, que su amor por el futbol y la vida inspire a seguir adelante, recordando siempre que cada instante es precioso, que cada alegría es valiosa y que la pasión por el juego trasciende más allá de los colores y rivalidades.

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