Veracruz | 2025-05-25
Estamos a una semana de tener elecciones para jueces, magistrados y ministros. Nos han dicho que ésta servirá para erradicar la corrupción y tener mejores juzgadores.
Dudo mucho que esa sea la verdadera intención. Más bien parece que tratan de vendernos una idea diametralmente opuesta a la realidad.
Lo que seguramente pretenden hacer los gobernantes actuales es controlar a un poder autónomo e incómodo, para alinearlo a sus intereses partidistas e ideología, anulando los contrapesos que les impiden hacer y deshacer a sus anchas.
No creo que con esta medida disminuya la corrupción, tan arraigada en nuestro sistema político, porque también se eligen mediante el voto popular a los alcaldes, gobernadores, diputados, senadores y hasta presidentes de la república. No obstante lo anterior, la corrupción sigue tan campante como siempre. Es vox-pópuli que continúa creciendo, en lugar de disminuir.
Además, los ciudadanos no conocemos siquiera a quienes se postulan para ser electos como juzgadores. Me parece que este extraño experimento u ocurrencia, como quieran ustedes llamarlo, terminará siendo un rotundo fracaso.
Por otro lado, ese mismo día habrá elecciones municipales para definir quienes serán los nuevos alcaldes o alcaldesas de todos los municipios veracruzanos. Como en la viña del Señor hay aspirantes de todos colores y sabores.
Seguramente algunos son buenos, honrados y capaces; otros regulares y el resto bastante malos y hasta maletas.
Algunos, los menos, irán a servir a sus comunidades con pasión, compromiso y verdadera entrega. Otros, posiblemente la mayoría, irán a ver qué negocio hacen para reponer lo gastado en su campaña y acumular en tres años lo que trabajando honradamente les llevaría toda una vida.
También, como ya es costumbre, buscarán la manera de acomodar a sus parientes en la nómina y de ser posible hasta heredarles el cargo.
En política las pasiones y las ambiciones se desbordan, haciendo que muchos sean capaces de todo con tal de alcanzar el poder.
Para conseguir los votos de los incautos o mejor dicho de los ignorantes, hay quienes les ofrecen de todo y sin medida. Más becas, más programas sociales, más gastos y hasta préstamos a los ciudadanos.
Hay que decirles a tales personajes que el erario municipal sufre de permanente sequía presupuestal. Apenas alcanza para cubrir lo indispensable. Luego entonces, dar préstamos para iniciar negocios, no es su responsabilidad, ni tampoco su obligación. Los ayuntamientos no son bancos.
Con que los nuevos alcaldes quiten a los aviadores y dejen de cobrar comisiones por otorgar contratos, les alcanzará el dinero para tapar los baches, ver que el alumbrado público y los semáforos funcionen, se recoja la basura a tiempo, no falte el agua potable y le den mantenimiento a la infraestructura urbana. Con esos simples problemas resueltos, ¡ya la hicieron!. La ciudadanía estará satisfecha.
No es tan difícil conseguirlo si cuidan los recursos y los aplican bien. Para cualquier otra cosa no hay dinero, ni habrá durante mucho tiempo con tanta austeridad republicana, ocasionada por el saqueo y malas decisiones.
Hay ciertos candidatos y candidatas que al escucharlos dan pena ajena. Vociferan en contra de los partidos que nos gobernaron antes y seguramente tienen razón. Lo curioso del caso es que ellos mismos estaban antes dentro de esos partidos que ahora tanto critican. Le apuestan al olvido de la ciudadanía y se presentan como rostros frescos con ideas nuevas, como salvadores de la patria; cuando no hace mucho formaban parte de los partidos que ahora critican tanto.
¡Cuidado!. La hipocresía, los ofrecimientos fantasiosos e irrealizables, el azuzar a unos ciudadanos en contra de otros, el insultar desde la tribuna a quienes piensan diferente, no es democrático ni nos llevará a la unidad y al progreso.
Hay quienes ansiaban el poder y cuando lo tuvieron lo usaron para hundir más al país. Aún así, con tan malos resultados, dejan tirado el cargo anterior para brincar a otro nuevo y ofrecen a los incautos votantes componer los destrozos que ellos mismos causaron.
Más bien lo que buscan es seguir viviendo del presupuesto, tanto ellos como la numerosa parentela que previamente incrustaron en la nómina gubernamental.
Ya les gustó el poder y el volver a trabajar en serio para ganarse el diario sustento, les da francamente flojera.
Considero que necesitamos alcaldes y alcaldesas que sepan conciliar, unir y trabajar para todos con honradez y eficiencia. Sólo así podremos avanzar, recuperar la confianza en nuestras autoridades y salir del atraso.
¿No les parece a Ustedes?
Muchas gracias y buen fin de semana.