Veracruz | 2021-09-15 | Raymundo Jiménez
Héctor de Mauleón, columnista de El Universal, e Ismael Bojórquez, reportero del semanario sinaloense “Ríodoce”, publicaron con lujo de detalles cómo el cártel de Joaquín “El Chapo” Guzmán operó para Morena en Sinaloa.
Ambas versiones coinciden en que la noche del sábado 5 de junio, en unas horas, más de cien personas vinculadas al PRI fueron sacados violentamente de sus casas en Culiacán.
Hombres encapuchados y con armas largas rompieron las chapas y las sacaron a la calle semidesnudas. Las treparon a camionetas, les cubrieron el rostro con cinta canela, las amenazaron, golpearon e interrogaron sobre quiénes eran sus jefes, quiénes formaban parte de su estructura, dónde tenían el dinero con el que pagarían al día siguiente la comida de los funcionarios de casilla y con qué movilizarían a militantes y simpatizantes del PRI a las urnas.
Los operadores electorales del tricolor fueron llevados a casas de seguridad ubicadas en distintos puntos de la capital sinaloense.
Muchos de ellos, alertados por sus jefes inmediatos, se habían encerrado en sus casas. Pero fue inútil. Al secretario de Operación Política del PRI lo sacaron de su domicilio, pues poseía los datos, nombres y direcciones de sus colaboradores. Toda la información se la arrancaron a golpes.
“¿Quién es tu jefe? ¿A dónde ibas? ¿Con quién estabas? ¿Quién te estaba esperando? Dime nombres o no la cuentas”, lo amenazaron.
Todas esas personas violentadas que formaban parte de la estructura electoral del PRI fueron cazadas en las calles, en las esquinas, en sus propias casas.
El objetivo era que no pudieran operar electoralmente al día siguiente.
El operativo le fue atribuido a los hijos del “Chapo” Guzmán: Iván Archivaldo, Jesús Alfredo, Edgar y… Ovidio, el protagonista del llamado “Culiacanazo” de octubre de 2019.
Los secuestrados fueron liberados una hora antes del cierre de casillas en una carretera, y recibieron cien pesos para que volvieran en taxi a sus domicilios.
Ninguna autoridad abrió una investigación. Por el contario, desde el gobierno del priista Quirino Ordaz se giró la instrucción de guardar silencio sobre lo ocurrido, sin importar que los secuestrados fueran militantes de su partido.
Tampoco hubo un solo abogado interesado en interponer una denuncia.
De Mauleón relató que viajó a Culiacán para hablar personalmente con algunos de los priistas “levantados”. Todos le confirmaron lo ocurrido la noche del 5 de junio y la jornada electoral del día 6, “cuando el Cártel de Sinaloa operó para que en el estado arrasara Morena”, publicó. Todos ellos, también, le aseguraron al columnista que “desde el gobierno de Quirino Ordaz la instrucción fue guardar silencio, dar vuelta a la página”.
Este martes, sin embargo, luego de que el dirigente nacional priista Alejandro Moreno desaprobó el nombramiento de Ordaz Coppel como próximo embajador en España, el presidente López Obrador calificó de “inmoral e indigno” que el PRI amenace al gobernador saliente de Sinaloa con retirarle sus derechos políticos si acepta ser representante diplomático de México en el país ibérico. El mundo al revés.