Veracruz | 2022-09-18
La idea de que el gobierno debe cobrar más impuestos para redistribuir mejor la riqueza constituye una verdadera falacia que utilizan con frecuencia quienes siempre han sido políticos demagogos o integrantes de la burocracia dorada. Estos argumentos son esgrimidos por quienes jamás han creado empleos productivos y por consiguiente nunca han tenido que pagar salarios y prestaciones con cargo a su propio bolsillo. Por quienes quieren manejar más dinero para poder llevarse su tajada. No olvidemos que: “Quien parte y reparte se lleva la mejor parte”
Además muchos gobiernos son pésimos administradores, incluyendo el nuestro.
La mejor manera de distribuir la riqueza es primero creándola y después compartiéndola a través de salarios dignos para los colaboradores y el pago justo y equitativo de impuestos. En otras palabras, para repartir la riqueza primero debe ésta de crearse. De lo contrario solo se producirán discursos populistas que adormecen a las masas para arrancarles su voto, ante la promesa de alcanzar el bienestar sin trabajar, lo cual resulta imposible en la práctica.
Un incremento desmedido de impuestos solo lleva a una menor recaudación fiscal, porque al ser éstos excesivos, muchos contribuyentes optan por irse a la informalidad o hasta jugársela y no pagarlos o declarar solo una parte de sus ingresos. Otros se llevarán sus recursos para invertirlos en otras naciones donde no se satanice ni acose a los inversionistas.
A nadie le gusta que después de trabajar tanto y arriesgar su patrimonio, venga alguien y le quite el 30% ó incluso más de lo que con tanto esfuerzo consiguió.
Si lo que se paga de impuestos se viera transformado en mejores servicios públicos, en carreteras sin baches, en seguridad, salud y educación de excelencia; muy pocos protestarían.
El problema es que esto no sucede así, porque una buena parte del dinero que se paga de impuestos se va en mantener una numerosa e innecesaria burocracia, ya que con frecuencia los favores y respaldos políticos se pagan con cargos públicos, aunque quienes los ocupan no se necesiten ni siempre estén calificados para el puesto asignado y solo vayan a inventar trámites inútiles y a entorpecer las cosas con un afán protagónico. En otras palabras, únicamente van a estorbar y con ello a frenar el desarrollo de la economía nacional.
Otra parte de los impuestos se pierden cuando se utilizan para dar préstamos que nunca se reembolsan al erario. ¿Quién les dijo a los políticos, que el gobierno es un banco?: ¿Cuántos ciudadanos que recibieron un préstamo de $25,000.00 durante la pandemia, han reembolsado lo que les dieron?. Yo creo que ni el 5% y se me hace mucho.
Se pierde también bastante dinero en proyectos inviables que se llevan a cabo y que resultaron producto de ocurrencias. Jamás contaron con un estudio de viabilidad que los justificaran.
Por si fuera poco, también se pierde una gran cantidad de dinero proveniente de nuestros impuestos en la contratación de obras a precios innecesariamente inflados para que de ahí mismo salgan las altas comi$ione$ que indebidamente cobran por adelantado quienes otorgan los contratos.
Como a los contratistas que deben ejecutar las obras no les alcanza el dinero restante, para no quebrar, sacrifican la calidad e inflan con la complicidad de los supervisores la cantidad de obra ejecutada. Así la ciudadanía pierde al recibir obras de bajísima calidad.
Es tan grande el saqueo que se hace por esa vía que funcionarios de medio pelo con ingresos bastante modestos, acumulan bienes y recursos que con su salario jamás podrían justificar.
Por eso cada vez que llueve, en las carretas recién reparadas surgen como por arte de magia y de la noche a la mañana enormes boquetes, cráteres y deslaves que solo provocan daños cuantiosos a los vehículos y en ocasiones accidentes fatales con pérdida de vidas.
Mientras eso no se corrija, no deben incrementarse los impuestos, ni mucho menos seguir pidiendo dinero prestado para regalarlo y de esa forma conseguir votos y simpatías, porque esto implica un gasto enorme que tarde o temprano deberemos pagar los ciudadanos productivos con todo e intereses.
Además, esta práctica perversa mal acostumbra a muchos a vivir del erario, o sea del recurso que el gobierno extrae de los ciudadanos productivos a través de los impuestos, lo que convierte a quienes reciben el dinero sin merecerlo en pedigüeños y perezosos.
Así, jamás vamos a salir del subdesarrollo.
Hagamos lo necesario para cambiar y mejorar las cosas. México merece estar mejor y no ir para atrás. Nuestro voto es la herramienta mediante la cual podemos realmente transformar a nuestro país en una nación próspera que brinde igualdad de oportunidades para todos.
Solo el trabajo dignifica y produce riqueza que adecuadamente compartida contribuye al bienestar colectivo. En cambio el populismo solo genera pobreza, pereza, conformismo y desidia. En otras palabras, mata el espíritu de superación.
¿No les parece a Ustedes?
Muchas gracias y buen inicio de semana.