Veracruz | 2024-01-03
En los últimos años se ha vuelto normal hablar de “migración”, de los “migrantes”, del problema socioeconómico que genera el flujo migratorio en nuestro territorio, los medios de comunicación frecuentemente toman nota de este fenómeno mundial.
No es un tema que sea extraño, pues muchas personas de nosotras tenemos algún familiar o amistad que eligió migrar a los Estados Unidos de Norteamérica intentando una mejor calidad de vida, en busca del “sueño americano”, algunas lo han logrado, otras han muerto en el intento o han sido repatriadas a México por su condición migratoria irregular en aquel país.
Lo cierto es que las migraciones humanas son un fenómeno constante a lo largo de la historia de la humanidad. Los movimientos migratorios han ido dando forma a las sociedades en las que vivimos, todas han sido y son, en algún momento de la historia, sociedades emisoras o sociedades receptoras de migrantes.
Las migraciones se pueden clasificar en dos tipos, las migraciones forzosas que son las que se realizan involuntariamente, por causas políticas, como resultado de una guerra, huyendo del exterminio o de la persecución en su país o provocada por catástrofes naturales, como terremotos, inundaciones, sequías, entre otras; y, las migraciones voluntarias, que son libres o espontáneas que se producen por iniciativa personal, generalmente para lograr una mejor calidad de vida.
Más allá de las regulaciones formales de México en torno a la gestión y el control migratorio, su implementación debe tener como principio básico respetar la dignidad humana y asegurar el goce pleno de los derechos humanos fundamentales de las personas extranjeras que se encuentren en calidad migratoria irregular dentro del territorio mexicano.
La última semana de diciembre 2023, se llevó a cabo en nuestro país, una reunión entre el secretario de Estado, Antony Blinken, el secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, la asesora de Seguridad Nacional, Liz Sherwood-Randall de Estados Unidos de Norteamérica y el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador para atender el tema del flujo migratorio irregular por territorio mexicano que tiene como fin ingresar a los Estados Unidos.
La expectativa de los funcionarios norteamericanos es reducir el número de personas en la frontera Sur con México, el control de los ferrocarriles que utilizan los migrantes para trasladarse al Norte y la provisión de incentivos para no viajar a la frontera como visas para que los migrantes permanezcan en el país y eviten migrar irregularmente a los Estados Unidos.
Recordemos que en enero de 2023, el presidente Biden se reunió con nuestro presidente, en la Ciudad de México para la Cumbre de Líderes de América del Norte, donde, junto con el primer ministro canadiense Justin Trudeau, abordaron los flujos migratorios en la región.
Casi un año después, a pesar de una serie de medidas destinadas a disuadir la migración irregular, el número récord de migrantes que se desplazan por el hemisferio occidental sigue siendo un desafío apremiante para Estados Unidos y México, tan es así que en vísperas de la Navidad, unos 10 mil migrantes partieron desde el Sur mexicano hacia la frontera Norte, denominada como el éxodo de la pobreza.
El año 2023 concluyó con un nuevo máximo histórico en cuanto a migración indocumentada hacia Estados Unidos, de acuerdo a la Agencia de Aduanas y Protección Fronteriza, de enero a noviembre procesaron a 2 millones 240 mil migrantes.
México sigue siendo el país en el que más personas migran hacia Estados Unidos, de enero a noviembre de 2023 más de 719 mil mexicanos cruzaron la frontera de forma ilegal.
No obstante los esfuerzos regionales, uno de los países que más migrantes expulsa es Venezuela, que el año pasado alcanzó niveles nunca antes vistos, pues de enero a noviembre se registraron aproximadamente 310 mil 923 personas en movilidad migratoria en busca del sueño americano, a pesar de los riesgos que esto implica, ya que muchos pierden la vida en el intento.
Guatemala (240, 883), Honduras (223,129) y Colombia (142,182) son los otros países que en los registros oficiales tienen la mayor cantidad de personas que migran ilegalmente hacia territorio norteamericano.
En su trayecto y estancia por tierras mexicanas, las poblaciones migrantes también deben enfrentarse a grupos delictivos que se benefician de su situación de vulnerabilidad, como agrupaciones dedicadas al narcotráfico, la trata de personas e incluso a actos de corrupción de las mismas autoridades mexicanas.
Debemos decir que Estados Unidos se ha apoyado históricamente en México para que actúe como barrera y detenga el flujo de migrantes que se dirigen a su frontera. Sin embargo, el gobierno mexicano, al igual que nuestro vecino del norte, se enfrenta a dificultades similares, ya que el número de personas que integran las caravanas migratorias que cruzan nuestro territorio desborda los recursos del Instituto Nacional de Migración (INM).
La célebre reunión entre altos funcionarios estadounidenses y mexicanos concluyó en que en este mes de enero visitaremos Washington, D.C. para continuar las conversaciones sobre cómo enfrentar y frenar la afluencia de inmigración indocumentada a Estados Unidos, según informó el Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos.
El presidente López Obrador en una de sus últimas conferencias informativas de la mañana de 2023, informó que en la mencionada reunión se determinó que cada vez hay más movimiento en las fronteras, en los puentes y por eso “debemos estar atentos para que no se cierren los cruces fronterizos”, agregó “hablamos de atención a las causas que provocan la migración, apoyo a los países donde la gente tiene que salir de sus pueblos en busca de trabajo…”
Lo cierto es que ningún gobierno, política pública, reunión de alto nivel en Estados Unidos, México o América Latina, muro o alambre de púas ha frenado el flujo migratorio, y por consiguiente los derechos humanos de las personas en movimiento migratorio se siguen violentando.
La crisis migratoria de 2023, es la nueva crisis de 2024.