Veracruz | 2022-08-21
La estimulación cognitiva, el lenguaje, y el aprendizaje – inclusión en la educación, maestros es una convicción o es una vocación, durante 39 años he dedicado gran parte de mi vida a la enseñanza, en distintos campos, pero más, en el deporte, durante mi juventud di clases de física, química y matemáticas a nivel secundaria, he dado también alguna vez clases de música y de pintura.
En fin compartir lo poco o mucho que he aprendido en mi vida, ha sido para mí una gran alegría, toda vez que aprendo más cuando enseño que cuando aprendo, aunque esto pareciera un trabalenguas o juego de palabras, pero la más grande experiencia que he tenido es en la enseñanza de las artes marciales, en especial, el lima lama, y en este caminar he tenido una gran variedad de alumnos, desde los que llamamos normales y comunes, como los que requieren de una atención y enseñanza especial, a los que llamamos de capacidades o habilidades diferentes.
Recuerdo como hace muchos, muchos años, en la escuela secundaria en donde impartía yo clases de física y química, llego una jovencita, atada a una silla de ruedas a la que llamábamos Patito (Patricia era su nombre) una jovencita con parálisis cerebral severa, pero recuerdo como gozaba de una plena conciencia y por cierto muy coqueta, muchas ocasiones me toco apoyar con la estimulación física y motriz, es decir una rutina de ejercicios indicados por el especialista (terapeuta).
Siempre me ha gusta la parte de la docencia, es decir, he sido gozoso de poder enseñar, esa es la parte de la vocación, pero irónicamente, así como atendía a jóvenes con capacidades y habilidades diferentes, la vida me regalo la oportunidad de ser maestro de una niña con parálisis cerebral severa, pero mucho más que la joven antes mencionada. Anitsuga, Anny como cariñosamente la llamamos, mi hija menor, quien aparte de ser mi discípula, se convirtió en mi eterna maestra, ya que hemos aprendido un sin número de cuestiones durante su crecimiento y desarrollo.
Durante todos estos años de docencia, he visto niños burlándose de niños por cualquier diferencia que llegaran a tener, fuera física, cognitiva, emocional o de cualquier índole, pero peor aún, he visto adultos burlándose de niños, por las mismas razones, cuanto daño podemos hacerles.
Como entrenador deportivo he visto los serios problemas que podemos causar, generamos difíciles trastornos en la formación de nuestros educandos, yo recuerdo el daño grande que me hicieron compañero y maestros en mi infancia y juventud, pero el nacimiento de mi hija, me dio la oportunidad de abrir los ojos y darme cuenta el bien que podríamos hacer, si tan solo pudiéramos ser verdaderamente empáticos, comencé a preguntarme, ¿cómo es que debo de enseñar a estas personas de distintas capacidades? También hay quien me pregunta, ¿Por qué te preocupas y atiendes personas así? ¿Por qué no? Es mi respuesta, ¿Por qué inviertes tanto tiempo y esfuerzo en ellos? Y es que yo estoy convencido que, si puedo sembrar la mas pequeña semilla de esperanza y motivación, quizás para nuestros ojos no pasa nada, pero en el interior de estas personas es un tesoro de gran valor. No solo busquemos como poder brindar nuestra enseñanza sino más bien como poder conectar con ellos.
Como mencioné ya, he sido entrenador durante 39 años, pero hoy veo enorme necesidad de profesionalizarnos para poder verdaderamente brindar una enseñanza de calidad valorada, pero no solo profesionalizarnos, toda vez que más que simplemente enseñar, necesitamos formar y transformar la existencia de todos y cada uno de nuestros alumnos, viendo que no existen discapacitados, todos somos una sola especie y simplemente todos tenemos capacidades diferentes, quizás algunos tengamos parecidas unos con otros, pero diferentes con otros más.
Muchos maestros nos han preguntado por qué queremos ser licenciados en educación deportiva, hoy puedo decir con plena conciencia y seguridad, ese no es el límite, poder brindar una enseñanza plena y completamente inclusive, sin importar si son, parálisis cerebral, asperger, hidrocefalia, autismo, retraso mental, síndrome de Down, etc., ser de los maestros que nos preocupamos y nos ocupamos de nuestros alumnos, valorando, entendiendo y atendiendo a cada uno de nuestros alumnos, para así poder cambiar, la representación social que implica la discapacidad.
Un maestro de vocación fue mi origen, pero el transcurso y el paso de los años nos deben obligadamente a convertirnos en maestros de convicción, en donde podamos estar plenamente convencidos, que la vocación no fue errónea.
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