Veracruz | 2021-12-02 | Maquiavelo
Todos los planes y vivir la ilusión de recobrar la libertad en el próximo año por cumplir la mitad de la sentencia se vinieron abajo para el exgobernador de Veracruz Javier Duarte de Ochoa, al aprobar el gobierno de Guatemala que podría ser juzgado por el delito de la desaparición forzada durante su gobierno.
La mala suerte le ha cambiado de una manera drástica cuando el destino de su vida había sido tan favorecido con su actividad política como secretario de Finanzas y con su designación como gobernante en plena juventud.
Las circunstancias y las grandes oportunidades habían estado de su lado que le permitieron disfrutar al lado de su familia del embriagante poder y las sumas de dinero que otorga a la clase política.
Si es considerado culpable de la desaparición forzada podría ser sentenciado a cuarenta años de prisión y con ello el final de una existencia plena que le permitió tener todo lo que ambicionaba y al confiar que por ser amigo del presidente Peña Nieto sería intocable y podría disfrutar de todo lo que había robado desde que su gran amigo y antecesor Fidel Herrera Beltrán le había permitido, para que posteriormente lo olvidara y se convirtiera en su peligroso enemigo.
Situación similar confronta su esposa Karime al divorciarse y desatenderse de su nueva familia creada con la buenaventura de un simulado cariño.
Dentro de esta tragedia también arrastró a su familia política de don Antonio Macías que al igual que él, saborearon el poder y la fortuna que otorga el parentesco cercano con el gobernante en turno.
Todo se derrumbó y se vino abajo el castillo de naipes de ser el joven ejecutivo estatal, un cargo político que sólo es prestado y que hay que devolverlo, algo que no entienden lo que están en la cima del estado de Veracruz.
Hablar de futbol en este espacio
En ninguna ocasión se había pensado que en esta columna se abordara un tema deportivo, pero no se puede ocultar la pasión de Maquiavelo por un equipo de fútbol como son los pumas de la UNAM.
El haber sido maestro durante 18 años de la máxima casa de estudios es el motivo que lo orilla asegurar que la final del campeonato nacional del fútbol será entre los tigres y los pumas, porque ambos tienen un claro dominio sobre el Atlas y el León.
Son los antecedentes de la liguilla lo que los hacen favoritos para ganar.
La popularidad de AMLO
Llegamos a la mitad del sexenio de López Obrador y las encuestas enseñan la fortaleza en la popularidad presidencial. En cualquier modelo de estudio la gente sigue aprobando su estilo y forma de gobernar.
Lleva los dos últimos años y los números no se mueven y más del 68 por ciento de las personas entrevistadas por El Universal lo apoyan de una manera abierta. La empresa encuestadora de Parametría lo coloca con el 72 por ciento. Nunca ningún presidente a la mitad de su gestión sexenal había logrado esas cifras aprobatorias.
Ayer volvió a llenar el zócalo en busca del aplauso.
Lo ven como un mandatario con un liderazgo cercano a la gente y muy honesto.
Los opositores esperan que con motivo de la inflación que causa grandes molestias porque aumentan los precios esperan lo que tradicionalmente ocurre es que la popularidad llegue a bajar. Le gusta al pueblo su discurso igualitario del tabasqueño y su combate a la corrupción.
El pueblo es inteligente y difícil de engañar como ya vieron que la política económica si funciona y esperan que pronto termine la desigualdad social.