La mulata de Córdoba

Leyendas de Veracruz

Veracruz | 2022-10-01


El Estado de Veracruz es rico en historia, al ser la puerta por donde entraron los españoles para fundar México y conquistar América, y por ser el escenario donde se firmaron los Tratados de Córdoba, el equivalente jurídico a nuestra primera Constitución Política de México.

Veracruz es tierra de encanto, por eso una de maneras de conocer un Estado tan maravilloso es a través de sus leyendas, por medio de ellas, la voz del pueblo hace eco recordando al resto de México y América que en Veracruz sucedieron eventos plasmados en leyendas, mezcla de fantasías y realidades que están en la memoria histórica del pueblo, aquí inicio con la primera leyenda, de la cual hay dos versiones, ahora compartiré una, y en otra entrega la otra versión.

Hace muchos años, en la época de la Inquisición y el Santo Oficio, vivía en la ciudad de Córdoba una hermosa mujer, mulata, huérfana, sola en el mundo, a la que llamaron Soledad.

En esos tiempos, la mezcla de razas era rechazada por la sociedad de Nueva España por lo que fue blanco de ataques e injusticias, pero su belleza era envidiada por todas las mujeres, y entre ellas se decía que practicaba la magia y la brujería, aseguraban haber visto por las noches y salir de las ventanas de la choza dónde vivía una luz muy intensa y escuchar música extraña y misteriosa, que atraía.

El alcalde de Córdoba, don Martín de Ocaña, hombre ya entrando en años que ardía en pasión por Soledad, le confesó su amor y llegó a prometerle regalos y gran fortuna si cedía a entregarse sexualmente a él, sin embargo, la Mulata no estuvo dispuesta ni siquiera a sonreírle, mucho menos ni siquiera a darle un beso o tomarle la mano que pudiera prender una vela de esperanza.

El alcalde como hombre desairado en hombría acusó a la Mulata de haberle dado un bebedizo para hacerle perder la razón y la denunció cobardemente sin pruebas, con la venganza de verla arder en leña verde y morir, por lo que en nombre de la Santa Inquisición, la justicia sumaria de esa época detiene y apresa a la Mulata que fue llevada hasta el puerto de Veracruz a las seguras celdas del Castillo de San Juan de Ulúa, donde la encerraron en espera de su ejemplar castigo.

Fue juzgada y la encontraron culpable de sostener pactos son el demonio; justicia en nombre de la Corona Española defensora de la fe, la sentencia firme decía que Soledad, la Mulata de Córdoba fuera quemada con leña verde, en presencia de los ciudadanos de Veracruz, para que tomarán claro ejemplo de lo que no se debía hacer y dar justo encarcelamiento de los que como ella, se apartaban de los caminos del bien.

Toda la noche en lugar de rezar para mostrar su arrepentimiento, Soledad dibujó con un trozo de carbón un barco en la pared del calabozo, con tal maestría que los carceleros se quedaron plasmados ante tal obra de arte, una pintura perfecta, un barco listo para navegar y junto al galeón una puerta abierta que llevaba al barco, también pintura perfecta la puerta.

Que es lo que le falta a este barco? le preguntó uno de los carceleros a la Mulata de Córdoba”. Ella contestó: Andar y navegar, pues mira volvió a responder “La Mulata”, a lo que ella salió por la puerta que ella dibujó y se subió ágil por las escalerillas del barco, todavía volvió a despedirse de sus captores con un suave gesto de la mano indicando adiós, mientras el barco desaparecía ante los desorbitados ojos de los centinelas y se perdía en el mar.

Dedico está columna a mi amigo José Domingo Setién FernándezEl Mulato de Córdoba” que días antes de su muerte me dijo que estaba dibujando su barco para irse, y sucedió que el 25 de agosto del 2022 se subió a su barco y cumplió lo que me dijo, fue así que desapareció también de Córdoba “El Mulato de Córdoba”.


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