Veracruz | 2022-07-15
En política, a diferencia del box, no siempre gana el que propina más golpes sino el que hábilmente consigue esquivarlos y logra salir más limpio.
Eric Cisneros, ensoberbecido por el poder que ha concentrado como secretario de Gobierno, parece haberse olvidado de su amarga experiencia como tesorero del municipio de Mulegé, en Baja California Sur, cargo del que fue cesado porque –según el argumento que dio a columnistas xalapeños en 2018– “no les daba dinero a periódicos y periodistas, y por eso me atacaban todos los días”.
Antes de rendir protesta como titular de la Segob negaba rotundamente los señalamientos que la prensa bajacaliforniana le había hecho como funcionario municipal y presumía ser honesto e incorruptible, tal como lo exige la cartilla moral del Movimiento Nacional de la Cuarta Transformación.
Sin embargo, ahora, muy difícilmente podría explicar las propiedades que le atribuyen en Coatepec y en su entidad adoptiva en estos tres años y medio en que ha operado como el hombre fuerte del gabinete del gobernador Cuitláhuac García, cuya rudeza inspira más temor y repudio que respeto entre sus pares y correligionarios.
Hasta principios de este año, todavía abrigaba esperanzas de suceder a su jefe en la gubernatura en 2024, pero la difusión de un video en que aparecía un supuesto sobrino suyo que era interrogado por el jefe de sicarios de un grupo criminal, parece haber dinamitado sus disparatadas aspiraciones. A partir de entonces, según el dicho popular, “no busca quién se la hizo sino quién se la pague”. Los celos políticos le han obnubilado la inteligencia y han hecho que embista parejo, lo mismo contra compañeros de gabinete que de partido: el súper delegado federal Manuel Huerta, el líder del Congreso local, Juan Javier Gómez Cazarín; el secretario de Educación, Zenyazen Escobar, y el titular de Sefiplan, José Luis Lima, que también han sido encartados para la gubernatura o para una de las senadurías que se disputarán dentro de dos años.
El último golpe sucio que le adjudican fue la manifestación que hicieron recientemente maestros de la Cuenca del Papaloapan, no contra la Secretaría de Educación de Veracruz como institución sino para agredir a su titular Zenyazen Escobar García, hecho que se suscitó paradójicamente en el marco de la Capacitación en Prevención y Atención a la Violencia Escolar.
Según trascendió, en esta reunión movió a la presidenta municipal de Tuxtilla, Leidy del Carmen Vergara Andrade, una de las seis alcaldesas de Morena que gobiernan en la Cuenca del Papaloapan y que son incondicionales del funcionario oriundo de Otatitlán.
De su golpeteo no se ha salvado ni el subsecretario de Finanzas y Administración, Eleazar Guerrero Pérez, el primo del gobernador que lidera la agrupación “Unidos Todos”, afín a Morena. Y es que, como contrapeso, don Eric creó la asociación civil llamada irónicamente “Amor con amor se paga”.
Pero, en lugar de sumar, Cisneros Burgos cada vez se va aislando más. Ahora ni siquiera el secretario de Seguridad Pública, Hugo Gutiérrez Maldonado, suele acompañarlo como lo hacía hasta diciembre pasado. ¿Por qué será?