Veracruz | 2021-07-04 | Francisco Blanco Calderón
Grandes discusiones se han dado, acerca de los términos para definir las posiciones políticas e ideológicas que prevalecieron durante décadas y que se inician desde la Comuna de París por la ubicación física de los asientos a la izquierda de los defensores del cambio y a la derecha de los detractores. En la época contemporánea se fortaleció esta ubicación biológica-geométrica, en las revoluciones Rusa y China y en el caso de México a partir del cardenismo (ya que desde la reforma a la revolución, se catalogaban como conservadores y liberales). Analicemos con destacados especialistas esta dicotomía de izquierda y derecha. A fín de comprender mejor lo que sucede en este tiempo actual, la confrontación progresista del nuevo régimen y la del poder político económico y mediático, en los 6 sexenios neoliberales del PRI y del PAN, hoy formando esa oposición, incestuosa, del PANPRI.
Norberto Bobbio, jurista, filósofo y politólogo italiano, considerado un socialista liberal. En su libro Derecha e Izquierda, establece: ”no hay gente químicamente pura de izquierdas o de derechas, sino que todo el mundo tiene componentes de ambas ideologías y todas las personas cuerdas son contradictorias y sólo los locos son monotemáticos, esa dualidad continúa vigente, permanece activa”.
El filósofo, sociólogo y psicoanalista esloveno Slavoj Žižek, señaló: “A la ilusión de que no había alternativas al capitalismo y la democracia, se sumaba un multiculturalismo que desagregaba los grandes sujetos de la historia (el proletariado, las masas, la nación, el pueblo) y reforzaba las ideologías étnicas, genéricas, sexuales o religiosas. Ese fenómeno de desplazamiento de la ideología, se ha acentuado en el siglo XXI con la revolución tecnológica y las redes sociales”.
El sociólogo y lingüista Noam Chomsky, ha criticado lo relacionado con el capitalismo y el neoliberalismo con los medios de comunicación. “Estos últimos, en manos de los poderes económicos que tienen un gran impacto sobre la opinión pública y en la conformación de la imagen colectiva de lo que está siendo el auge de extrema derecha”.
Edgar Morín, antropólogo, explicó que desde que se desarrolló el concepto de “ideología”, en el siglo XIX, hasta la caída del Muro de Berlín, este tuvo un papel relevante. “Después, el concepto se fue diluyendo al punto que hoy en realidad se habla de ‘ideología’, pero se observa que los partidos políticos son opuestos. Me parece que se diluye y termina en la nada. La ideología actual es dinero y poder, no más que eso …Muchos de los prejuicios de las clases altas —y no hablo precisamente de ideologías— coinciden en los extremos; no la clase baja, sino el lumpenproletariado, ‘los condenados de la tierra’. Son los más pobres y los más ricos en quienes predominan esos conflictos y contradicciones”.
Las nociones de izquierda y derecha, aplicadas en política, ya han cambiado. A las actuales corrientes políticas, sean cuales fueren sus nombres oficiales o sus seudónimos, se las sitúa contra sus rivales, en lucha, para orientar o conquistar el poder. Quienes aspiren a privatizaciones y desregulaciones, se les localiza a la derecha. Mientras los que buscan el rescate de la pobreza con justicia social se ubican a la izquierda. Esa es la clave del acertijo que hoy se discute ante la ética del poder económico y la clase gobernante.
Izquierda ¿el pueblo, los fregados de siempre?. Derecha ¿los del poder y el dinero o los que están a su servicio? El fin del paradigma, ya que hoy se deben clasificar en nacionalistas (los progresistas) o en conservadores (los reaccionarios). Son dos modelos en pugna, los nacionalistas progresistas y los globalistas del libre mercado. No hay de otra.
La polarización política que se vive en México, a raíz del cambio de régimen -no solo de gobierno- conlleva una serie de definiciones ideológicas, partidistas entre dos modelos político-económicos históricamente contrapuestos. Esta polarización se ha acentuado en la transición política del 2018, en donde se destaca anular al neoliberalismo, imperante de 1982 al 2018: pleno de corrupción, con un ofensivo gasto en la burocracia, un criminal ac endeudamiento externo, un despojo, inaudito, de los recursos energéticos y naturales de la nación y sobre todo un aniquilamiento de los servicios públicos de educación, salud, empleo y vivienda.
Polarización que quiso sostenerse como un conflicto de izquierda-derecha, cuando en realidad a sido la confrontación de intereses ligados al poder, de adentro o de fuera, ahorcando amplios sectores de la sociedad, en pobreza y extrema pobreza, que hoy rebasan los ochenta millones de mexicanos.
Cambio de gobierno que conduce a un cambio de régimen. A fin de recuperar la autonomía, libertad y soberanía paralelamente al crecimiento económico y la justicia social: el bienestar del pueblo, quién debe ser el que decida el destino de la nación. Y el pueblo somos todos. Todos, no ellos, sino nosotros. (Comentarios: escenarios969@gmail.com).