Veracruz | 2023-11-06
La complicidad del PRI con el gobierno de Morena que niega la diputada local, Anilú Ingram Vallines, además coordinadora del Grupo Legislativo del PRI en el Congreso, se fundamenta en las diversas acciones y no versiones, entre otras, de quien fuera el líder estatal del PRI, Marlon Ramírez Marín.
Si bien a ella no se le puede señalar abiertamente ni mucho menos existen acusaciones, más las que le hacen algunos militantes, lo cierto es que el que no tiene salvación es Ramírez, a quien hoy han enviado exiliado a destruir al PRI a los estados vecinos de Puebla, Tlaxcala e Hidalgo para evitar que siga haciendo daño en Veracruz.
Lo que sí se le puede precisar a la legisladora es que existen hechos concretos que demuestran la inacción, negligencia u omisión de una dirigente como la que recientemente encabeza el tricolor, y que hoy se le ha conferido a la dupla, de Adolfo Arana y Lorena Piñón, hasta el momento, también nada destacados en su papel.
Y es que a partir de la aparición pública de una reunión entre el entonces secretario de gobierno, Eric Cisneros Burgos y el líder del PRI en el estado, Marlon Ramírez Marín, la hermandad se hizo presente y la complacencia de quien debería ser opositor, fue todo lo contrario.
Anilú rechazó durante una entrevista este sábado: “solapar” al gobierno de la llamada Cuarta Transformación en Veracruz, cuestionado por el Comité Directivo Estatal de su partido debido a su voto a favor de las Cuentas Públicas 2022 en la sesión anterior.
Contrario a ello, la legisladora criticó a su dirigencia estatal del tricolor de llevar a cabo una campaña de denostación en su contra, que “podría considerarse violencia política”.
En este sentido, la legisladora solicitó a la dirigencia aclarar las acusaciones de corrupción que se están insinuando y presentar denuncias ante las autoridades correspondientes en contra del gobierno de Cuitláhuac García.
Lo que llama la atención es que ahora, sin el cargo en el CDE del PRI, sea Marlon Ramírez quien figure más con un papel de crítico y de opositor que cuando ostentaba el mismo. Pero sus señalamientos van con cierta tibieza.
No hubo por ejemplo, alguna postura enérgica de los cuerpos aparecidos en Poza Rica, de los feminicidios en el Sur de Veracruz, del asesinato de un joven estudiante presuntamente por policías en Coatzacoalcos, y al coordinador de la juventud en Yanga, en un periodo de un par de semanas, el líder del tricolor entonces, guardó silencio total.
Fue, por cierto, duramente criticado por algunos representantes de la militancia que decía liderar y se le hizo la comparativa, que mientras esto sucedía, se declaraba parte del “team ganador” de Wendy Guevara en un reality show de televisa.
A este mutis político se le conoció como el gran silencio de la oposición y la complicidad, que ahora, pretende desterrar, -se espera no sea más simulación- la nueva dirigencia en el PRI.
La división en el PRI estatal está más que clara. Y es que precisamente fue quien se mostró en desacuerdo con la decisión de Ingram Vallines de votar a favor de las cuentas públicas del 2022 del Gobierno del Estado.
El periodista Luis Romero lo dijo con mucho acierto en su columna dentro de su espacio el pasado 25 de septiembre:
“La fractura al interior del PRI veracruzano es evidente. La imposición que representaron los nombramientos de Adolfo Ramírez Arana en la presidencia y de Lorena Piñón Rivera en la Secretaría General del Comité Directivo Estatal pasa la factura a una fuerza política que se tambalea aun antes de comenzar formalmente la contienda por la gubernatura.
Esa es la cara que presenta el priismo en la entidad en las vísperas del inicio del proceso electoral: un partido que pasó de un mal dirigente a otro aún peor; es un recordatorio de que cuando algo está en el piso, aún puede caer más y llegar al subsuelo.
Marlon Ramírez era un pésimo líder en el PRI de Veracruz, no trabajó en la estructura y ni tuvo logros importantes en el plano electoral; durante su periodo parecía que el partido se caía a pedazos”.
Lo cierto es que ni a Arana ni a su segunda, Lorena Piñón, y mucho menos a su antecesor, Marín, hay mucho que apostarles.
Menos cuando están de la mano con los Yunes azules y con Miguel Ángel hijo, y como fue evidente que se entregaron en la contienda por la alcaldía para abonar al triunfo de Fernando Yunes traicionando a los priistas.
Si los patrones están alineados a Morena y a la 4T entonces, no se puede esperar una acción diferente de su parte.