Veracruz | 2024-02-26
Los que pretenden seguir en la actividad política, sin el deslinde del PRI, sueñan con ganar una elección.
Pero, en la ilusión de la esencia de la genética priista en descomposición, sí en la degradación, de que resurgen como panacea, después de los noventa años de la descomposición del ambiente político nacional, que llegó hasta el magnicidio de un candidato presidencial.
Al PRI, ya en dos ocasiones le han quitado la presidencia del país en el año 2000 y en el 2018.
Ahora sobre dimensionado entra a una lucha electoral, que deja incrédulos a los observadores del voto duro que prevalece y se resiste a fenecer y hasta pretende volver con más fuerza.
Y todo por la oportunidad del momento de que creen encontrar un terreno propicio o fértil y en el fondo cada partido político lleva agua a su propio molino y no reconocen que Morena vive su luna de miel con los ciudadanos.
La rivalidad de las alianzas partidistas en el país y en forma especial en Veracruz, como la entidad más politizada, es una realidad difícil de definir.
Porque, actores y actrices de la política en su mayoría, tienen el gen priista del poder.
Lo más raro es que en el "chapulineo", pueden creer lograr lo imposible de hasta ganar una elección.
Algo que se ve difícil, pero en un escenario en el que todo puede suceder.
Por tratarse del proceso electoral histórico de mayor competencia y rivalidad, entre unos y otros.
¿Qué se espera al final de este proceso electoral?, que sea el voto serio y decidido, el que de rumbo al país y al estado de Veracruz, en el equilibrio de los pesos y contrapesos, en favor de la actividad política y de la credibilidad.
Pero, algo puede pasar que a la gente le devuelva la confianza hacía la política y los políticos y se retome el rumbo no el de la vieja política, sino en dónde prevalezcan los acuerdos, la paz, la estabilidad económica y emocional de la gente, que se encuentra verdaderamente en una encrucijada.
Entre, los que se rompen esquemas y se rebasa la incredulidad de la gente por algunos partidos políticos, que se han convertido en un alto costo económico para el erario público.
La costosa élite burocrática y de los partidos políticos en el país no se ha podido frenar por las resistencias al cambio como siempre, y quienes evidencian a la actividad política como una forma privilegiada de vivir, y de los acuerdos o convenios que luego no se cumplen.
Descifrar el enigma de una elección en dónde los acuerdos y traiciones, son parte del ambiente natural de los escenarios y de las sorpresas inesperadas, es algo de lo que los ciudadanos están cansados.
Y mientras el presidente lo tienen distraído en las mañaneras, y se le acumula el trabajo, el rumbo de la política sigue más complicada por la notable injerencia allende las fronteras.
Y todo por la falta de operadores políticos, ya le comen el mandado al político tabasqueño.
Entre la realidad y percepción, los que sueñan con retornar al poder del pasado es algo normal de la democracia en un mar de confusiones.
En dónde los que se quitan las máscaras, desde los que usufructuaron al INE y cualquier organismo publico, hasta los que se desgarran las vestiduras en una lucha mediática que ya nadie creé y sólo piden el fin de una época electoral polarizada de quienes están convencidos y hasta son víctimas de su propia ilusión de saber que de todas formas ganan perdiendo. Ándale.
Por cierto, mientras Emilio Lozoya, puede seguir en libertad su proceso, resulta raro que al ex fiscal, Jorge Winckler y al ex gobernador Javier Duarte, se le sigan acumulando más causas penales, al estilo de Nelson Mandela, quién todas las noches decía una oración que le dio fuerza espiritual para resistir el encierro. Así las cosas.