El legado de Luis Donaldo Colosio

Cosmovisión

Veracruz | 2022-03-24 | Raúl López Gómez

Aquel día 6 de marzo 1994, frente al monumento a la Revolución, fue el único orador en el aniversario del PRI, Luis Donaldo Colosio Murrieta, el candidato a la presidencia del país.

Fue un hombre modesto, que nunca ostentó riqueza, ni abuso de poder, y era de carácter fuerte.

Su profundo discurso de deslinde del salinismo, cimbró las estructuras políticas de aquel tiempo, por lo que se dijo de que prácticamente, había firmado su sentencia de muerte.

Aquel discurso fue la causa, cuya frase quedó grabada en aquellas generaciones y que aún les sigues retumbando la cabeza con: “Veo un México con hambre y sed de justicia”.

Seguramente, tomaron algunas partes del Sermón de la Montaña, y por lo mismo caló hondo en los Pinos y en el equipo del presidente Carlos Salinas, por su contundencia.

Se trató de un discurso que se había mandado para su aprobación, pero los de la intriga palaciega hicieron mutis, para dejar hacer, dejar pasar, y se debate desde entonces, de que al presidente Salinas se lo pasaron de humo, y al hombre fuerte de Magdalena de Quino, le expresaron: adelante, porque se decía que “su campaña no levanta”. Por el juego mediático en su contra.

En el juego doble del poder, el presidente Carlos Salinas desde el destape del candidato presidencial en la persona de Luis Donaldo Colosio, y con la expresión clásica del líder de la CTM, don Fidel Velázquez, de que en la coincidencia: “nos leyó la mente señor presidente”, con la ironía de siempre de sumisión y sorna, de todos los ingredientes de la política que siguen vivos en la política mexicana de que se encartan a varios prospectos.

Después de esa fecha, el candidato presidencial Colosio, se reunió con los enemigos de Carlos Salinas, seguramente para pactar acuerdos y reforzar su campaña política, se dijo que se reunió en la casa de un amigo mutuo con Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo y Andrés Manuel López Obrador, lo que supuestamente encendió las luces de alerta máxima en los Pinos.

A pesar de que Luis Donaldo Colosio, sabía de que su vida peligraba por las intrigas desde el poder, se cuidó mucho y designó a guardias especiales de la PGR para él y su familia y coadyuvaban en su “seguridad” con los elementos del Estado Mayor Presidencial que encabezaba el general Dómiro García, se dice de un hombre sano y que le mataron al candidato por exceso de confianza en aquel día fatídico 23 de marzo de 1994 por la tarde en Lomas Taurinas en Tijuana, a donde llegó con su esposa y sus cercanos del equipo de campaña, con la ausencia extrañamente de su coordinador, Ernesto Zedillo Ponce de León,

Los hechos de esa tarde, dos disparos o no, una bala mágica que entró por el cerebro y salió por el estómago y un solo tirador, el joven Mario Aburto, portador de aquella pistola Taurus calibre 38 de origen brasileño, quien repetía como una canción que le habían empujado y se le disparó el arma. Ahora dice que es inocente 28 años después.

Después, una enfermedad terminal quitó la vida a su joven esposa Diana Laura Riojas, y dejando en la orfandad a los pequeños Luis Donaldo y Mariana.

Hoy, el legado de Luis Donaldo Colosio Murrieta, sigue vivo en su hijo Luis Donaldo Colosio Riojas, es alcalde de Monterrey por el Partido Movimiento Ciudadano del veracruzano Dante Delgado.

El joven Colosio, de forma natural se ha convertido en un fuerte prospecto a la candidatura presidencial para el 2024, pero quizás por su juventud, aun tenga que esperar unos años más para poder continuar con la obra política de su señor padre, que dejó un legado histórico, insuperable, pero además inacabado. Y alguien lo debe de terminar. Pero que no sea desde el PRI, partido al que siempre se le atribuyó la traición y muerte de Luis Donaldo Colosio Murrieta, aun sin esclarecer como un supuesto complot. QEPD.

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