Veracruz | 2024-04-18
Las turbulencias políticas asolan a las instituciones del país y al parecer nadie abona a la civilidad y la paz social, porque como siempre los tiempos electorales son pasajeros, pero que dejan la huella de la polarización, los desencuentros y las fracturas hasta en las mejores familias.
Y todo viene a colación por el nuevo pleito que distrae y perturba a todo un país por las clásicas tendencias y posturas facciosas que demuestra el nivel de la política con vendettas y guerra de los poderes constitucionales, convertidos en parte del bajo mundo, sin aportar algo a la estabilidad y entendimiento como lo dicta el derecho.
Pero, sí las instituciones que imparten y procuran justicia se muestran intolerantes y en contra del propio imperio de la ley, que se puede esperar de quienes usan al derecho como un arma de represión en contra de los propios ciudadanos, víctimas de los abusos de poder y de la propia rivalidad entre los poderes constitucionales.
El pleito de la ministra presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Norma Piña, de buscar un cauce a una confrontación innecesaria en contra del ex ministro Arturo Zaldívar, que fue víctima de las estridencias y sucumbió al canto de las sirenas, que se dejó seducir por las luces estridentes del poder que lo obligaron, incluso a dejar el cargo y que tampoco se le pudo extender de facto su mandato para convertirse en consejero del ejecutivo o en parte de la campaña política del partido en el poder.
Pero, esa fue una decisión personal de Zaldívar, y sus compañeros de la Corte al que ahora ven como un enemigo, le buscan condenar aún más en su precaria situación de no poder ser nada, sino únicamente acompañante del poder en turno, porque la ley no le permite en tres años asumir un cargo público o de elección popular.
Y también, la gran disputa desde el ejecutivo de tener en la prisión preventiva oficiosa, un arma supuesta de acoso y represión, en contra dice la secretaria de gobernación, Luisa María Alcalde, de 68 mil presos, políticos o no, a los que se les pretende negar la posibilidad de dejar la prisión, cuando hay quienes tienen años purgando condenas de facto, sin una sentencia, sin justicia pronta y expedita, y sin derecho a su libertad, cuando además de no cumplírseles el debido proceso, se quedan en la cárcel a esperar que llegue el cambio de gobierno, pero nadie les concede el beneficio de la duda a una condición de detención aberrante, que va en contra de los elementales derechos humanos.
Y aquí, si que el famoso poeta y escritor francés, Víctor Hugo, se volvería a morir de pena, cuando proponía abrir escuelas para cerrar cárceles.
También, Juárez volvería a morir de tristeza, cuando a la población se le recluye en los espantosos centros penitenciarios que es lo menos que se le puede desear al peor enemigo y que no contribuyen a la readaptación social.
Al final, el gobierno del presidente AMLO, podrá concluir con un dólar empoderado, con trenes por doquier, con crecimiento económico positivo y muchos beneficios sociales, sí al terminar un mandato no hay amnistías para nadie, y el imperio del derecho se le pretende reducir a nada, contraviniendo a los avances logrados en la historia de la humanidad con los derechos del hombre.
Y que, predestina a los que no saben derecho a querer gobernar a impulsos con el peso de la bota.
Además, que dicen y justifican sus acciones en aras de que todo es por la seguridad nacional, cuando eso es lo que se debiera pretender, por encima de campañas políticas y colores partidistas. Andale. Así las cosas.