Veracruz | 2020-06-08 | Fernando Vázquez Rigada
El hambre volverá a devorar el futuro de miles de seres humanos. Esta pandemia ha desatado una emergencia doble: sanitaria y económica.
Solo si existe la suficiente capacidad política, creativa, solidaria, se logrará evitar que se convierta en un desgarre social y en una crisis humanitaria.
Los datos son de alarma: la pobreza extrema se podría disparar -alerta el Banco Mundial- y acorralar a más de 60 millones de seres humanos.
Los avances tenidos en tres décadas, que redujeron la pobreza en el mundo de mil 900 millones a 734 millones de personas, podrían revertirse.
El Covid-19 es un drama mundial. Golpea a todos. Pero es más desgarrador su efecto en la población más necesitada.
La pandemia ha provocado el cierre de la economía global: un desastre nunca antes visto.
Eso trae efectos en cadena que destrozan el porvenir de esos millones de personas. Los trabajos se destruyen. Las remesas se cancelan. Los alimentos suben de precio. Servicios básicos como la educación entran en suspenso y de los de salud se dislocan por saturación
Ese es el verdadero drama humano de esta historia.
Cómo concluya depende, en parte, de la ciencia y del conocimiento, pero también del talento político.
El confinamiento, la desesperanza, la angustia y la incertidumbre están generando una presión social brutal.
Lo que ocurre en los Estados Unidos es solo un botón de muestra de lo que se puede desatar con una crisis mal manejada. Un horror, que comenzó con la brutalidad policiaca, se transformó en reclamo airado contra la impunidad, luego contra la desigualdad y finalmente contra el gobierno.
Ese puede ser el botón de muestra de lo que podría venir: el banderazo de salida de una era de inestabilidad.
Lamentablemente, no se ven estadistas en el horizonte que puedan generar un nuevo arreglo mundial para dar alivio a la pandemia, consuelo a los más desprotegidos, reactivar una economía con un sentido más social y generar un gran acuerdo de solidaridad global.
La lucidez demandaría justamente eso: no destruir la globalidad, sino convertirlo en un grandioso experimento de crecimiento, inclusión y solidaridad para toda la humanidad.
@fvazquezrig