Veracruz | 2022-03-21 | Raymundo Jiménez
Este fin de semana seguramente el presidente Andrés Manuel López Obrador hizo otro gran entripado con el impertinente escrito que envió su exconsejero jurídico Julio Scherer Ibarra a la revista Proceso, un influyente semanario que ha ido de más a menos desde que falleció su padre Julio Scherer García, el director fundador y uno de los periodistas más combativos de los regímenes del PRI y PAN.
Y es que este “cohetón” de Scherer Ibarra en contra del fiscal general de la República, Alejandro Gertz Manero, y de la exsecretaria de Gobernación y actual presidenta del Senado, Olga Sánchez Cordero, fue detonado en la víspera de la inauguración del flamante Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) y en plena recta final hacia la consulta de revocación de mandato que se realizará el 10 de abril próximo, y para la que el presidente, su partido, sus gobernadores, senadores, diputados y alcaldes han desplegado una intensa campaña nacional que la ha convertido ya en un plebiscito de ratificación ante el descenso de los índices de aprobación atribuido a los recientes escándalos mediáticos por presuntos casos de corrupción.
¿Qué es lo que tiene tan nervioso al expoderoso abogado que durante casi tres años despachó en calidad de vicepresidente?
Por supuesto que una de las causas debe ser el expediente que inició la FGR en contra de un despacho de abogados vinculado a Scherer, cuyos litigantes habrían extorsionado a un par de empresarios vinculados a proceso penal por lavado de dinero y fraude a Pemex, entre otros delitos.
Pero no habría que descartar también lo que ocurrió el pasado jueves durante la comparecencia de Gertz a puerta cerrada ante la Junta de Coordinación Política (Jucopo) del Senado, en la que el fiscal reveló que la grabación ilegal de su conversación telefónica no fue espionaje privado sino del sector público, y que de acuerdo con el Código Penal federal se cometieron al menos cuatro delitos que podrían llevar a la cárcel hasta por 30 años a los responsables. También habría asegurado que esta investigación está muy avanzada y que pronto dará a conocer quién lo espió.
¿Terminará cesando el Presidente al Fiscal? Y es que esa sería la única manera de que López Obrador salvara a su “casi hermano” Julio Scherer de las garras de don Alejandro, quien ya se tomó muy en serio lo de su “autonomía” y al que los senadores miembros de la Jucopo, que preside el zacatecano Ricardo Monreal –cuya expulsión del partido solicitaron la semana anterior desde Xalapa diputados federales de Morena– le manifestaron su apoyo, recordándole que el Senado lo nombró como titular de la FGR y que sólo el Senado lo puede quitar.
La senadora Sánchez Cordero contestó de inmediato a Scherer, respondiéndole que no va “a caer en su juego”. Gertz, en cambio, ha guardado silencio, quizá porque está más atento al caso personal que litiga en la Suprema Corte por la muerte de su hermano Federico, el cual será resuelto en sesión pública el lunes 28 de este mes.