Veracruz | 2024-11-04
En próximos días iniciará formalmente el proceso electoral del 2025 para renovar los 212 ayuntamientos de la entidad veracruzana, y, aunque no de manera formal, en los hechos, los aspirantes se mueven ya -lo empezaron a hacer un día después de la elección pasada- aplicando todo tipo de estrategias para darse a conocer entre el electorado, pero, en el caso de los morenistas, principalmente para hacerse de las simpatías de la gobernadora electa, Rocío Nahle García.
Sin duda, Veracruz, Boca del Río y Medellín será la región que represente la tan ansiada joya de la corona para quien gobernará la entidad en los próximos seis años, sobretodo por lo que significa en el plano económico, pero mucho más en lo político.
En el caso del emblemático municipio de Veracruz, la mandataria electa sabe perfectamente que su opinión para elegir candidata o candidato debe sustentarse en un análisis profundo, en donde se consideren tres puntos esenciales: preparación, trayectoria partidista dentro de la corriente izquierdista y lealtad hacia quienes encabezan el movimiento guinda en el estado de Veracruz.
Esto por supuesto teniendo como punto de partida y herramienta definitoria la encuesta.
Pero además así fue como Nahle, hace casi un año, se ganó formalmente la candidatura a la primera magistratura del estado.
Y es que aparte de destacar en los resultados de la encuesta, Nahle desde siempre hizo algo crucial y poco visto en la política mexicana: fue y ha sido leal a sus convicciones políticas e ideológicas.
Fue leal a López Obrador y ahora también es leal a Claudia Sheinbaum. Siempre desde la izquierda. Punto.
Es por ello que en el puerto de Veracruz podrán sonar los nombres de dos expriistas -como José Ruiz Carmona y Anilú Ingram Vallines-, quienes dilapidan fuertes sumas de dinero para hacerse notar mediáticamente, pero la realidad es que a ambos su tortuoso pasado los persigue y los perseguirá de por vida.
La traición es una etiqueta que no se la quitan ni yendo a bailar a Chalma, como reza el dicho popular.
De hecho, ya es casi obligado que el influencers Pepín reoriente sus baterías al vecino municipio de Boca del Río, en donde podrá dar la batalla siempre y cuando no lo quite del camino la dueña del periódico El Dictamen, Bertha Ahued.
Mientras que la priista Anilú podría ser invitada por su nuevo padrino político, Adrián Ruvalcaba, a un cargo de menor nivel en la Ciudad de México, en lo que limpia un poco su mala imagen y genera curriculum dentro de las filas morenistas.
Si en menos de un año ya pasó por tres partidos políticos -PRI-Verde-Morena-, no dudamos que con sus habilidades, para el 2030, logre por fin treparse al tren de la 4T.
En el caso de Medellín la situación no es tan distinta. En este municipio son varios -muchos- nombres los que suenan.
Desde Guillermo Herrada por el PAN o Movimiento Ciudadano, hasta Hilda Nava.
Mientras que por Morena y el Verde, el actual alcalde Marcos Isleño busca colocar a su hermana Bertha o a su incondicional y hasta hace poco desconocido en Medellín, Samuel Acosta.
Bertha es una carta fuerte, y no por ser la hermana del alcalde, sino por su sencillez y cercanía con la gente, pero al escenario político electoral local entró también con mucha fuerza María del Carmen Hernández Aguilar.
María del Carmen ya fue regidora en el trienio 2008-2010, y viene seguida de buena fama por su trabajo como edil y con expediente limpio.
Fue hija de respetado empresario dedicado al cultivo de mojarras y cuenta también con trayectoria probada dentro del Movimiento de la 4T, en donde ha venido coordinando brigadas informativas de los programas de bienestar en las colonias y congregaciones del municipio.
La conurbación con Medellin incluido ya desde hace mucho por su crecimiento geográfico, despierta especial interés electoral.