AMLO y el petróleo

Veracruz | 2021-03-19 | Raúl López Gómez

Con el 83 aniversario de la expropiación de la industria petrolera nacional, por el momento lo único que se puede celebrar es la jubilación obligada del eterno líder petrolero Carlos Romero Deschamps, quien del escalafón de obrero a chofer en la terminal de recibo y distribución de Azcapotzalco, pasó a líder del comité ejecutivo nacional del STPRM y se le da una “pensión” como si se tratara de categoría de director general de Pemex, por el momento mientras sigue alguna probable investigación a sus finanzas y al quebranto sindical.

Con el “Quinazo” aquel 8 de enero de 1989, y a la muerte de Sebastián Guzmán Cabrera, el encargado de desmantelar a todo el sindicato petrolero, después de la caída de Joaquín Hernández Galicia. Llegó de rebote Romero Deschamps, quien debe mucho al gremio petrolero con los abusos desde el poder en turno y la impunidad, por lo que lo menos que piden los trabajadores es la cárcel a quien se enriqueció brutalmente, y no puede ser exonerado con una simple jubilación por la que va a ganar más de cien mil pesos mensuales.

Aquí, el presidente AMLO, bien pudo ordenar la auditoría de los recursos financieros malversados al sindicato y de los muchos abusos cometidos en perjuicio de los trabajadores, por lo que está pendiente que se le abra su carpeta de investigación y evitar pagarle la pensión que no devengó y que con el cinismo hasta quiso cobrar vacaciones hasta el 2024, pero le dijeron: “toma tu retorno laboral”, y se le pagó con la misma moneda la “gran corrida” por la que afectó a miles de trabajadores de la industria petrolera en quiebra, pero que puede retornar a una franca recuperación financiera.

Los dichos de la información, es que la paraestatal tiene soporte financiero por el petróleo para pagar pensiones hasta el año 2099, y de ahí quien sabe que sucederá, esto dicho en tiempos de EPN.

Pero lo que interesa en este momento, es analizar a profundidad una lucha frenética del presidente AMLO, por resarcir y restituir las graves afectaciones a toda la industria energética del país, y dio inicio en la práctica a una nueva y moderna expropiación con fines de rescatar lo rescatable de los que se fueron y prácticamente hipotecaron la nación en manos de extranjeros y dieron alguna parte a la industria nacional insatisfecha de que se les acabe la ubre.

Luego entonces, la construcción de la refinería de Dos Bocas, entra en un periodo loable de que México produzca su propia gasolina, y con este sentido dejar de pagar a empresas extranjeras los caros servicios y productos, cuando la materia prima que es crudo y gas se obtiene en el país.

También es cierto, la quiebra de Pemex y gran parte del sector energético que provocaron los gobiernos neoliberales, se está recomponiendo y por el momento el gobierno de la Cuarta Transformación, adopta una postura sabia a no endeudarse más y de sostener a la industria con todos los pozos en producción, sin nuevas inversiones para no caer en el mayor endeudamiento de toda la industria energética en que la dejaron.

Por eso, el endurecimiento justificado del presidente AMLO en contra de algunos personajes del Poder Judicial de la Federación, tiene que ver con cooptar a los negros intereses de los que se han enriquecido a costa del país y de los gobiernos en turno, pero ahora, la postura es inquebrantable de no ordeñar más a la vaca, cada vez más flaca, que en tiempos de sequía en el norte del país. Así las cosas

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