Veracruz | 2021-07-29 | Raymundo Jiménez
En el sexenio presidencial de Felipe Calderón (2006-2012) –el antecesor más odiado por Andrés Manuel López Obrador–, la Marina Armada de México fue la institución castrense que dio más golpes espectaculares a los cárteles del narcotráfico debido, en parte, a la información confidencial que presuntamente recibía de las agencias y áreas de inteligencia del gobierno de Estados Unidos que, en ese entonces, desconfiaban de la honestidad y lealtad de los altos mandos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), como quedaría evidenciado el 15 de octubre del año pasado, cuando agentes de la DEA detuvieron al General Salvador Cienfuegos en el aeropuerto de Los Ángeles, California, por delitos contra la salud y lavado de dinero.
Por presiones de la cúpula castrense, el régimen obradorista logró que la administración del expresidente Donald Trump entregara un mes después a Cienfuegos a la Fiscalía General de la República (FGR), que a mediados de enero pasado terminó exonerándolo de todos los cargos que le imputaban en EU.
La FGR argumentó que desde el año 2013, la DEA había iniciado “sin el conocimiento y sin la colaboración” del gobierno mexicano, una investigación de delitos contra la salud, en donde se involucraba al entonces titular de la Sedena.
Pero en una carta dirigida al canciller de México, Marcelo Ebrard, el administrador interino del Departamento de Justicia de EU, Timothy J. Shea, informó que Cienfuegos “nunca fue el objetivo central” de una investigación de la DEA.
En su misiva, el funcionario estadounidense señalaba que la agencia antidrogas descubrió información que reflejaba su actividad delictiva durante el curso de unas investigaciones independientes contra distribuidores minoristas de heroína ubicados en Las Vegas, Nevada, vinculados con el narcotraficante Juan Francisco Patrón Sánchez, de Nayarit, y que, al final, se obtuvieron las pruebas que condujeron a la acusación que se presentó en contra del General. Aclaró también que la DEA tampoco estuvo vigilando o investigando las actividades de Cienfuegos en territorio mexicano.
Ahora, paradójicamente, ha trascendido que el presidente López Obrador se propone reestructurar a la Sedena, en cuyo proyecto no se plantea que la Marina Armada de México se unifique o pase a lo que se propone sea un Estado Mayor conjunto, sino que la reforma solamente involucrará al Ejército, a la Fuerza Aérea y a la nueva Guardia Nacional, que será la tercera fuerza armada.
Además, entre las funciones asignadas al titular de la Sedena, estará su interacción con los Comandos Norte y Sur de Estados Unidos y el diseño de la visión estratégica mutua México-EU.
Este lunes 26, en Veracruz, de manera sorpresiva el secretario de Marina, Rafael Ojeda Durán, afirmó que hoy “México carece de servidores públicos honestos; por eso tenemos este problema de una alta corrupción”, y que “aquellos jóvenes graduados en las escuelas armadas, cuando salen y toman otro rumbo (la delincuencia) son castigados”, remarcando que “la gran diferencia entre nosotros y muchas otras instituciones es que nosotros no podemos darnos el lujo de tener malos elementos”.