Veracruz | 2023-07-19
Además de la creciente violencia y actos de terrorismo, de la falta de mantenimiento a los hospitales públicos –evidenciada con la reciente muerte de una niña que quedó atrapada en el elevador de una clínica del IMSS en Playa del Carmen, Quintana Roo– y ahora el factor Xóchitl Gálvez que le ha venido a complicar su sucesión de 2024, al presidente López Obrador le ha detonado la crisis financiera y ambiental de Pemex y el decepcionante retraso de la refinería de Dos Bocas, que inaugurada oficialmente por él hace un año sigue sin producir combustible.
El pasado viernes 14, Fitch Ratings bajó la calificación de Pemex de BB- a B+, lo que significa una calidad crediticia pobre o dudosa, asignándole además una perspectiva negativa.
La agencia calificadora rebajó a Pemex aún más en grado especulativo, al señalar que no prevé que la producción de petróleo de la compañía crezca y que los accidentes recientes ponen en duda su capacidad operativa, en medio de una abultada deuda que actualmente asciende a 107 mil 400 millones de dólares, la mayor entre cualquier petrolera de gran calado.
Ficht Ratings anticipa que la producción de Pemex se mantendrá estable en 1.8 millones de barriles de petróleo equivalente por día, por lo que prevé que la petrolera nacional siga siendo una carga para el erario federal, pues estima que el próximo gobierno tendrá que gastar alrededor de 20 mil millones de dólares más de lo que recibirá de la compañía en 2026 y 2027, para mantenerla a flote.
En los últimos meses, Pemex ha registrado un aumento en la frecuencia de accidentes en sus instalaciones. El último ocurrió el viernes 7 de este mes en la Sonda de Campeche, donde se incendió la plataforma de gas Nohoch-A con un saldo de dos personas muertas, ocho lesionadas y una más desaparecida. A dos semanas de este siniestro, el geógrafo Guillermo Tamburini y organizaciones ambientalistas y científicas detectaron mediante imágenes satelitales una mancha de crudo derramado que ya abarcaba en esa zona una superficie de mil kilómetros cuadrados, equivalentes a dos terceras partes de la Ciudad de México. Hasta ayer, Pemex no había informado al respecto.
Cinco meses antes, el 23 de febrero, en el sur de Veracruz ocurrieron otros dos accidentes mortales. Un incendio en la Planta Combinada Maya de la Refinería de Minatitlán, donde fallecieron tres trabajadores y otros tres resultaron heridos, y una explosión en el Centro de Almacenamiento Estratégico Tuzandepetl, en Ixhuatlán del Sureste, que provocó la muerte de cinco obreros y lesiones a otros tres.
En un comunicado, la calificadora Ficht Ratings indicó que el débil historial de seguridad de Pemex dificultará el financiamiento de bancos, inversionistas y proveedores, en un momento en que la petrolera enfrenta una crisis de liquidez. Además, cree que “los múltiples incendios en activos e infraestructura críticos que resultaron en numerosas lesiones y muertes de empleados reflejan preocupaciones relacionadas con la gestión de sus operaciones y la falta de gastos de capital de mantenimiento en sus activos e infraestructura principales”.